Nutrición

La obesidad ya es un juego de niños

El tópico del niño gordo se convierte ahora en el problema del 25% de los niños aragoneses.

Un bollo de chocolate, patatas fritas, un refresco y toda la tarde en casa. El tópico del niño gordo se convierte ahora en el problema del 25% de los niños aragoneses, según el grupo de investigación 'Growth, Exercise, Nutrition and Development' (GENUD) de la Universidad de Zaragoza. 


El coordinador del grupo, Luis Moreno, ha asegurado que la mala alimentación y el sedentarismo "son el principal problema de los niños en este momento".


Moreno, también catedrático de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Zaragoza, ha explicado que la situación actual de crisis influye en el contexto social del niño "en aspectos tan cotidianos como su alimentación o lo que hace después del colegio".


Actividades antes muy consolidadas en la sociedad como las extraescolares "ahora no se realizan porque cuesta un dinero que los padres necesitan emplear en otras cosas", lo que favorece el sedentarismo, ya que "es más fácil encender el televisor y que los niños se entretengan", ha advertido el investigador.


Además, "el hecho de que entre menos dinero en casa también afecta a la alimentación" puesto que aquellas familias que tienen un nivel socioeconómico menor consumen normalmente alimentos más baratos que en muchos casos tienen más calorías.


El sobrepeso se ha convertido así en uno de los mayores problemas de carácter nutricional y, tras él, la obesidad, una enfermedad que reduce la esperanza de vida de quien la padece y facilita la aparición de diabetes, hipertensión arterial y otras afecciones crónicas.


Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el sobrepeso implica un índice de masa corporal (IMC) en niños, es decir, la masa dividida por la estatura al cuadrado, entre 85 y 95, por lo que en este momento un 25 por ciento de los menores aragoneses padece sobrepeso, según Moreno, de los cuales un 10 por ciento ha llegado a ser obeso, es decir, ha superado el percentil 95.


Por otro lado, según el último estudio ALADINO (ALimentación, Actividad física, Desarrollo, INfantil y Obesidad), publicado por el ministerio de Sanidad, un 44,5% de los niños españoles entre 6 y 10 años padecían sobrepeso en 2011, y un 35,5% en la comunidad de Aragón.


Unas cifras que "predicen la carga de obesidad que se sufrirá en un futuro" y la posibilidad de tener que hacer frente a enfermedades crónicas asociadas a ella, ha explicado a Efe el jefe de la Unidad de Cirugía Laparoscópica del Hospital Quirón de Zaragoza, Jorge Solano.


Se trata de una realidad "muy alarmante", ha continuado Solano, ya que en los casos de niños mórbidos "hay una posibilidad de más de un 90 por ciento de que sean mórbidos cuando sean adultos".


Unos casos que se repiten en muchas ocasiones por desconocimiento de los padres acerca de cómo administrar una dieta saludable, además de que "si los padres no se alimentan bien, el niño tampoco lo hará e incluso aprenderá a alimentarse mal".


La cuestión está en valorar lo que se consume y lo que se quema ya que "todas aquellas calorías que un niño consume y no se queman, van sumando y al final se encuentran casos extremos", ha continuado.


Solano ha tildado la obesidad como "la epidemia del siglo XXI". Realizar intervenciones bariátricas, es decir, procedimientos quirúrgicos para combatir la obesidad, es una práctica que no está muy extendida en menores en España, aunque sí en Estados Unidos, donde estas operaciones están normalizadas, ha indicado Solano.


"En España se comenzaron a realizar hará unos cinco años", ha continuado el doctor, quien ha realizado dos de las primeras y únicas intervenciones bariátricas confirmadas en Aragón a una niña de 13 años y a un niño de 16.


En algunos casos "se opera como si fueran adultos", es decir, cuando existe un exceso de peso que supere el 40 por ciento del peso saludable para el niño o más del 35 por ciento de exceso en pacientes que, además, sufran algún otro tipo de afección como la diabetes.


Una banda, un balón gástrico o una reducción de estómago son los métodos más habituales en este tipo de intervenciones, de cuales se eligen las menos invasivas. "No por el riesgo que puedan correr los niños, que es mínimo al igual que en los adultos", sino porque es posible "reeducar" su alimentación, ya que "no es lo mismo que enseñar a comer bien a un niño que a una persona de 60 años".