Boda de los príncipes de Luxemburgo

Los príncipes de Luxemburgo se dan el 'sí quiero' en una gran ceremonia

Guillermo Jean-Claude Hollerich y Stéphanie de Lannoy han contraído matrimonio bajo la atenta mirada de las principales familias reales de toda Europa. Entre los invitados se encontraban los príncipes Felipe y Letizia de España.

El príncipe heredero de Luxemburgo, Guillermo Jean-Claude Hollerich, de 30 años, y la condesa belga Stéphanie de Lannoy, de 28, se dieron este sábado el 'sí quiero' en una ceremonia religiosa en presencia de las principales familias reales de toda Europa, un día después de celebrar su enlace civil.


La misa comenzó con un minuto de silencio en memoria de la madre de la novia, fallecida hace dos meses. La condesa Alix de Lannoy murió a finales de agosto tras sufrir una apoplejía. En recuerdo a ella Stéphanie, visiblemente emocionada, llevaba el anillo de compromiso de su madre durante la ceremonia. Tras pronunciar los votos matrimoniales e intercambiar los anillos, los recién casados pronunciaron las palabras finales mirándose a los ojos con gesto de felicidad: 'Te doy mi anillo. Te amo. Quiero serte fiel'. 


Después de prometerse amor y fidelidad eterna ante el arzobispo de Luxemburgo, Guillermo y Stéphanie se dieron su primer beso en público desde el balcón del palacio. Y luego otro, mientras decenas de miles de personas les aplaudían y gritaban vivas desde los exteriores.


Entre los 1.400 asistentes a la boda en la catedral de Nuestra Señora de Luxemburgo se encontraban los príncipes Felipe y Letizia de España, Haakon y Mette-Marit de Noruega, Victoria y Daniel de Suecia, Federico y María de Dinamarca, Guillermo-Alejandro y Máxima de Holanda, así como Felipe y Matilde de Bélgica. Desde Japón llegó el heredero al trono, Naruhito.


La pareja ya había celebrado el viernes una sencilla boda civil en la alcaldía de la capital y luego ofrecido una cena. Con la boda, la condesa Stéphanie de Lannoy asumió el título de gran duquesa heredera de Luxemburgo. Ya antes del enlace adoptó la nacionalidad luxemburguesa.


Este sábado, miles de luxemburgueses saludaron a los novios y a los invitados de camino a la iglesia y luego al palacio, para la celebración de la ceremonia religiosa. Los reyes asistieron en uniformes de gala y los sombreros de colores de las damas marcaban las imágenes desde dentro de la catedral. Stéphanie llevaba un vestido color marfil del diseñador libanés Elie Saab, con una tiara de 270 brillantes y una larga cola, de 15 metros. En el vestido había cosidas 50.000 perlas y 10 kilómetros de hilos de plata. La catedral estaba engalanada con flores, entre ellas 3.000 rosas blancas.


El arzobispo Hollerich declaró que el matrimonio era un signo de esperanza, sobre todo para los jóvenes, en una época en que tantas personas tienen problemas en sus relaciones sentimentales. "Todos los matrimonios pasan por crisis", destacó. "La inseguridad puede poner el amor en riesgo, pero no lo contradice". Más tarde, Hollerich leyó un mensaje del papa Benedicto XVI, quien otorgó a la pareja su bendición apostólica. 


Guillermo es el hijo mayor del gran duque de Luxemburgo, Henri, de 57 años. Cuando ascienda al trono se convertirá en el séptimo gobernante de la dinastía Nassau-Weilburg. Stéphanie procede de una de las familias nobles más antiguas de Bélgica y ha adoptado la nacionalidad luxemburguesa para la boda. La licenciada en ciencias políticas y germanista se prometió a fines de abril. Luxemburgo tiene unos 500.000 habitantes y es el único Gran Ducado del mundo.