Solidaridad

Una jornada para ayudar a Ricardo, el niño del gorro rojo

Este sábado en el gimnasio Muscle Center de Delicias se celebrará una gala de artes marciales para ayudar al pequeño, que será operado de nuevo el 26 de junio.

Ricardo, de 5 años, con sus padres en el Jardín de la Memoria de San José.
El gorro rojo del pequeño Ricardo
OLIVER DUCH

Este sábado en Zaragoza hay una cita para ayudar a Ricardo, el niño del gorro rojo que nació con tres partes de la cabeza necrosada. El llamamiento es en el gimnasio Muscle Center de las Delicias –calle Fray Julián Regla, número 18 – donde el pequeño practica artes marciales con su maestro David.


“Se ha preparado un maratón y un clinic de cinco horas en el gimnasio”, explicó Ricardo Báez padre del pequeño. A lo largo de la jornada se han impartirán cinco clases de artes marciales de una hora de duración, por un precio de 5 euros la lección. “Así el que se quiere apuntar a una o dos horas lo puede hacer y no se obliga a completar todas las horas”, recalcó su padre.


Además, en el gimnasio se celebrarán tres cursillos para niños de defensa personal. “Por la mañana los niños de 10 a 14 años podrán hacerlos y después los pequeños desde 6 a 9 años”, señaló Báez. Un curso de defensa para mujeres completará la jornada junto a otro por la tarde para chicos y chicas que no tengan conocimientos de estas técnicas.


La acción se repetirá el 18 de mayo en Segovia, y toda la recaudación se destinará a completar el tratamiento de Ricardo. “También hemos estado vendiendo unos broches que están causando furor. No damos a basto para fabricarlos”, indicó satisfecho su padre.


El tratamiento continúa en Valencia


El pequeño Ricardo ya conoce la fecha en la que será intervenido, si todo va bien, por última vez. “El doctor Cavadas nos ha dado cita el 26 de junio para que le pongan tres expansores en la cabeza”, recordó su padre tras la consulta del pasado miércoles en Valencia. Tras la operación, con la que se persigue un estiramiento del cuero cabelludo, el tratamiento llegaría a su fin. “Estos expansores los tendrá que llevar en la cabeza durante el tiempo que se estime oportuno, pero el último lo llevo casi 11 meses”, indicó Báez.