Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Una sonda que cabe en una lata

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Sonda atmosférica para analizar el espectro solar en altura
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CARLOS MUñOZ

ÁREAS CIENTÍFICAS: FÍSICA, QUÍMICA, BIOLOGÍA, SALUD, INDUSTRIAS ALIMENTARIAS, ENERGÍAS LIMPIAS Y MEDIO AMBIENTE

 

PRIMER PREMIO. UNA SONDA QUE CABE EN UNA LATA
Cabe en una lata, pero es un proyecto de altos vuelos. Presentado por los alumnos del colegio Retamar de Pozuelo de Alarcón (Madrid) Álvaro Franco y Ji Ho Yang, su propósito es el estudio de la composición de la troposfera, mediante análisis espectroscópicos realizados por una sonda diseñada y construida por ellos mismos. Un cohete la eleva hasta los 3 km de altura, momento en que la sonda es liberada. Durante su descenso en paracaídas no para un minuto de capturar información que envía por radio. Las mediciones de presión, temperatura, localización, etc., pueden seguirse en tiempo real desde un ordenador. En un dispositivo que cabe en una lata y pesa menos de 300 gramos, funcionan todos estos sensores más un acelerómetro de tres ejes para medir el viento y un magnetómetro que determina la orientación. Un prodigio en miniatura con el que ya participaron en la I Competición Europea de Can Sat (‘can’ significa ‘lata’ y ‘sat’, ‘satélite’). Fue el pasado agosto en la isla noruega de Andøy. La Agencia Espacial Europea puso sus miras en el estudio de la neblina ártica porque «las partículas contaminantes de las industrias del Hemisferio Norte se acumulan allí y provocan un calentamiento local», explica Álvaro. Mediante espectroscopía, la sonda estudia los gases presentes en la atmósfera. Para el análisis del espectro solar en altura, primero hay que apuntar al sol. Algo nada sencillo; fotodiodos, un volante de inercia y un motor servo entran en juego para lograrlo. El equipo español ‘DeSoto’ fue reconocido por el jurado con una mención especial de ‘Elegidos para la Gloria’.

 

PRIMER ACCÉSIT. UN HUERTO SIN TIERRA
Cultivar sin tierra, solo con agua, es posible y tiene sus ventajas. Así lo demuestra el proyecto Cultivo hidropónico sostenible que llevó un huerto de tomates –abejorros polinizadores incluidos– al polideportivo de Salesianos. Lorena Pérez, autora del mismo junto a Sofía Clemence Esclapez, del CIPFP Canastells de San Vicente de Raspeig (Alicante), da un dato convincente: «En el mismo espacio en que con un cultivo normal crecerían nueve tomateras, con el cultivo hidropónico, debido al aprovechamiento de las distintas alturas, tendríamos 25». Algo muy a tener en cuenta, por ejemplo, si se quiere cultivar en azoteas urbanas. Pero su proyecto va dirigido especialmente a zonas con pocos recursos, tierras poco fértiles y con escasez de agua. El sistema que han diseñado controla la temperatura del agua aprovechando la energía geotérmica y accionando una resistencia de forma automática en caso necesario; a su vez, el agua es desinfectada mediante luz ultravioleta. ¿Ventajas de estos cultivos? «Crecen sobre sustratos limpios, no contaminados, y se ahorra agua y energía», indica Lorena.

 

SEGUNDO ACCÉSIT. LA SEGUNDA VIDA DEL ACEITE USADO
El aceite usado en las cocinas de nuestras casas no solo puede reciclarse y evitar que contamine las aguas si lo tiramos por el fregadero. También podemos sacarle un provecho directo. Esto es lo que propone el proyecto de Jorge Peiró y Álvaro Serrano, de Salesianos de Zaragoza, con su recicladora de aceite usado para comunidades de vecinos. El prototipo de máquina que han realizado «crea un ciclo cerrado en el cual, con el aceite usado, se genera biodiésel para la calefacción del edificio», indica Álvaro, que añade que «así se contamina un 40% menos que con gasoil». Han calculado que esta recicladora es capaz de ahorrar 830 euros al año a una comunidad de vecinos. Aplicada en una industria alimentaria, donde un equipo de cogeneración permitiría la producción de electricidad y calor, el ahorro ascendería a 8.200 euros al año.


ÁREAS DE TECNOLOGÍAS DE COMERCIO EXTERIOR, MÁRQUETIN Y SERVICIOS SOCIOCULTURALES

 

ACCÉSIT. ZAPATILLAS VIEJAS: DE LA BASURA A LA CANCHA
Ya reciclamos periódicos, latas de refresco, botellas, teléfonos móviles... Lo tenemos bien asumido, pero ¿por qué no hacer lo mismo con las zapatillas de deporte? Este fue el punto de partida de este proyecto presentado por Eva Gracia y Kevin Diz, de Salesianos de Zaragoza. No sería muy complicado colocar contenedores para recoger las zapatillas viejas en centros educativos y comerciales o gimnasios. Después, explica Kevin, «se separaría la parte superior, la entresuela y la suela; cada material sería triturado por separado y podría venderse para ser reutilizado». Los pequeños fragmentos de caucho, para hacer carreteras; el textil, para la superficie amortiguadora de las canchas de baloncesto; lo mismo con el plástico... Así, «se evita desaprovechar estos materiales y se ahorran materias primas naturales, con lo que se protege el medio ambiente», argumenta.

 

ACCÉSIT. TENDER LA ROPA Y CUIDAR LA ESPALDA
Algo tan cotidiano como tender puede ser un problema para personas con movilidad reducida. Una buena idea, práctica y muy aplicable, puede hacer desaparecer los inconvenientes. Es lo que pretende Manuel Fauro, del colegio Salesianos de Zaragoza, mediante su tendedero adaptable que, «con solo pulsar un botón, entra en casa a través de la ventana y, una vez colocada la ropa, vuelve a salir por el mismo procedimiento». La seguridad prima, ya que, además de evitar caídas y lesiones de espalda, el movimiento del tendedero se detendría al soltar el botón que lo acciona. La solución es tan simple que, en este caso, el público que visitó la exposición pudo contemplar un tendedero adaptable totalmente funcional, listo para instalar en cualquier vivienda.