La higiene dental es mucho más antigua de lo que imaginábamos. En Atapuerca, marcas encontradas en los dientes de los preneandertales revelan que los palillos ya se usaban hace medio millón de años». Esta pildorita de divulgación científica puede leerse en el set dental de los hoteles Abba. La firma la Fundación Atapuerca que, con esta iniciativa, además de sorprenderme al salir a mi encuentro en un lugar tan insospechado como la habitación de un hotel, hace realidad su logotipo: por un lado, los carpos y metacarpos de una mano; por otro, una mano de carne y hueso. Es decir, el pasado en el que ahondan sus pesquisas y el presente en el que vivimos todos. Incluidos turistas despistados y apresurados trabajadores de viaje profesional.

Leído ese microrrelato sobre la higiene dental, una coleccionista de ‘amenities’ como yo no podría dejar de leer lo que ponía en los demás utensilios colocados en el cestito del cuarto de baño de mi habitación en el hotel Abba Triana de Sevilla. Veamos: «A los primates siempre nos ha gustado la suavidad; igual que hicieron nuestros antepasados, hoy los chimpancés eligen las hojas de textura más sedosa para usarlas como tissus». Nunca supuse que usar un pañuelo de papel me hermanaría con los primates. Sorprendente. Sigamos.

«El filo hizo al hombre. Hace dos millones de años, en la sabana africana unos pequeños seres bípedos –los hombres hábiles– golpeaban un canto de río contra otro para obtener bordes cortantes; había nacido la tecnología». A falta de loción, ¿por qué no una reflexión para después del afeitado?

Sobre la mesilla, tentadora, estaba la revista ‘Papeles de Atapuerca’, para no dejar a nadie con hambre de saber un poco más.

En definitiva, ciencia compartida. Que no se mira a sí misma sino que sale a respirar el aire de la calle. Que transforma su mensaje para buscar lugares de encuentro, que se monta a lomos de objetos de uso cotidiano, hechos para ser usados.