Muchas veces, un artículo es solo la punta de un iceberg. Hay una parte que no se ve. La semana pasada, Tecnalia decidió otorgar el Premio sobre Investigación e Innovación Tecnológica a la parte visible de un artículo de Tercer Milenio titulado ‘Bienvenidos a un jardín de ideas’. El jurado tomó una decisión valiente premiando un artículo que no hablaba de innovación, sino que trataba de ser innovador en sí mismo. Era un perro verde en las páginas de un periódico, un ejercicio comunicativo que puso ideas de niños, que imaginaron cosas que no existen, en manos de un grupo de creativas y generosas ‘cabezas’ que se atrevieron a pensar en voz alta, sobre el papel impreso. Desde Tercer Milenio, quisimos predicar con el ejemplo, experimentar –¿por qué no?– también nosotros, probar algo nuevo. El experimento no era con gaseosa, y salió bien.

La pregunta que entonces nos hicimos: ¿podría la idea de un niño acabar convirtiéndose en un proyecto de I+D? está a punto de responderse. Una de aquellas ideas infantiles que pusimos a rodar con aquel artículo ha seguido avanzando y hoy es el proyecto Drop, un robot submarino de cuerpo blando (ver P3). Es la parte no visible del iceberg. Un equipo multidisciplinar trabaja para que acabe convertido en ese proyecto de I+D que tuvimos la osadía de soñar desde el suplemento de ciencia de un periódico. ¿Qué ha sucedido? ¿Es esto transferencia? ¿Cómo hemos encontrado la distancia más corta entre la divulgación y la I+D+i?

Resulta que, desde los medios de comunicación, no solo podemos contar lo que pasa, sino que también podemos hacer que pasen cosas tan innovadoras como esta.