Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Retratos microscópicos

Imagen de Lactobacillus acidophilus, una bacteria presente en la vagina que protege de la infección por otros microorganismos, al volver más ácido el ambiente en el que se encuentra
microbioma
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BACTEROIDES Son bacilos, esto es, que tienen forma alargada. Y anaerobios, por lo que viven en zonas sin apenas oxígeno, como el intestino grueso (suponen casi la mitad de su peso). Son nuestras bacterias mayoritarias, contribuyen a la digestión de muchos compuestos y actúan como los guardas del castillo, protegiéndonos de la entrada de invasores patógenos. Sin embargo, no son unos guardianes del todo fiables. Por una parte, contienen genes de resistencia a antibióticos que pueden compartir con el enemigo. Por otra, pueden dar lugar a infecciones oportunistas. Así, ante una cirugía o una úlcera (una brecha en la muralla), algunos de ellos pueden comportarse como patógenos. Un ejemplo es Bacteroides fragilis, particularmente resistente a los antibióticos convencionales. BIFIDOBACTERIAS Al igual que los bacteroides, son bacilos anaerobios. Antes se les llamaba lactobacilos, debido a su presencia en la leche. Se podrían comparar con los primeros guardianes del castillo, los que más tiempo llevan al pie de las murallas. De hecho, en los niños, hasta el 90% de las bacterias intestinales son bifidobacterias, pero esta proporción disminuye mucho con la edad. Son eficaces en la lucha contra determinadas diarreas, especialmente las provocadas por virus. Y algunos estudios parecen darles también un papel en la mejora de la inmunidad y la lucha contra determinados tumores. De ahí las grandes campañas de productos probióticos basadas en bifidobacterias. Sin embargo, su eficacia a nivel general todavía no ha sido demostrada. EUBACTERIAS ‘Eu’ proviene del griego y significa bueno, beneficioso. Así que podemos imaginar que este grupo también nos aporta beneficios. Son bacilos anaerobios que nos ayudan a activar nuestro sistema inmune y que colaboran en la asimilación de vitaminas de los grupos B y K. Uno de sus ejemplos más característicos es Escherichia coli, que está presente en el intestino apenas dos días después de nuestro nacimiento y que es conocida en laboratorios de medio mundo, ya que su facilidad para ser cultivada hace que sea muy útil en estudios de investigación. Aunque en general es beneficiosa, en algunos casos puede dar lugar a infecciones urinarias, y algunos grupos especiales provocan graves diarreas en países subdesarrollados.

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