Tercer Milenio

En colaboración con ITA

De pies y manos. Las huellas de la evolución

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El Paranthropus boisei presenta una mandíbula más robusta y una cara más y ancha debido a su dieta vegetariana
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LUIS QUEVEDO

LA HISTORIA CONTINÚA

De nuevo: un ruido ensordecedor… Esta vez no es la lluvia, sino el rugido de un volcán catapultando toneladas de roca incandescente a kilómetros de distancia. Estamos en el valle del Rift hace, aproximadamente, 3,5 millones de años. El cielo está cubierto por un manto de ceniza que cae lentamente ayudado por las precipitaciones de la estación húmeda. Todo el valle queda envuelto en una fina capa de barro. En cuanto el volcán decide dar tregua, los animales aprovechan para salir a buscar comida, dejando sus huellas marcadas en el barro. La paz es breve y el aire se satura otra vez de ceniza y un nuevo manto cubre, para siempre, las pisadas frescas que salpican el suelo.


Sucesos como estos se han repetido innumerables veces en la historia del planeta. Siendo observador, pueden descubrirse huellas de dinosaurio en rocas del Pirineo o en Soria. Pero estas cenizas de Laetoli, en lo que ahora es Tanzania, hace 3,5 millones de años, cubrieron algo clave para nuestra historia: en palabras de Eudald Carbonell mientras me las mostraba en el rodaje de ‘En Busca del Primer Europeo’: “Esta es la fosilización de la bipedestación de los homínidos”. Es decir, que lo que podéis ver en la imagen son las huellas que dejaron tres homínidos que caminaban inequívocamente, humanamente, sobre dos patas.


¿Quiénes eran estos seres casi humanos que caminaron sobre las cenizas del volcán? Los científicos tienen un o, mejor, una sospechosa: Lucy, una Australopithecus afarensis. Dos pistas lo indican. Primera, los restos fósiles de Lucy son los de un bípedo -foramen magnum, etc. como vimos en el artículo anterior-. Segunda, la datación por el método del potasio/argón indica que es contemporánea de las huellas.


La estirpe de Lucy habitó durante tiempo diversas partes de África pero nuestra historia no descansa. Al cabo de un millón de años, es decir, hace dos millones de años, aparecen dos nuevos protagonistas que tendrán destinos muy dispares. Si Lucy parecía un chimpancé erguido, de menor tamaño que los machos -lo que se llama dimorfismo sexual-, comía vegetales y el ocasional pedazo de roedor, los recién llegados se repartirán sus características: los robustos, como el Paranthropus boisei, semejaban gorilas bípedos con gran dimorfismo sexual y tenían una potente mandíbula que les permitía especializarse en comer raíces y frutos duros. En cambio, los gráciles como el Homo habilis tenían un menor tamaño, dimorfismo sexual y no se especializaron en comer nada, sino más bien en comer cualquier cosa.


La selección natural, en forma de graves sequías que azotaron África, eliminó a los robustos que no superaron la escasez de alimento y favoreció a los gráciles.


Ahora bien, ¿cómo es posible que sobrevivieran los que no eran especialistas en nada? La verdad es que los habilinos sí eran especialistas en algo, en algo muy importante para nuestra historia. ‘Homo habilis’ significa ‘hombre hábil’, y este nombre no es gratuito. Son los primeros integrantes de nuestro género, todos Homo, ellos habilis y nosotros sapiens. Y lo son porque construían herramientas, cantidades ingentes de herramientas con las que -y esta era su especialización- eran capaces de carroñear grandes herbívoros que no entraron jamás en la dieta de los robustos. La carne tiene dos grandes ventajas: aporta grandes cantidades de proteínas, grasas y energía y es más fácil de digerir que los vegetales. Así que, lo que los robustos gastaban en mantener su gran intestino para dar cuenta de vegetales, los habilinos lo ahorraban, y la diferencia la invirtieron en cerebro. Los habilinos son los primeros que tienen una capacidad craneal -600 cc- mucho mayor que los 350 cc de los chimpancés.


Lo que nos cuenta la historia de los habilinos es que, lo que los hizo sobrevivir y sentar las bases de lo que habría de ser nuestro género fueron tres cosas: bipedestación, encefalización y dieta generalista o, lo que es lo mismo, caminar sobre dos patas, un cerebro mayor que dirige dos manos libres para hacer herramientas y alimentarse de todo, especialmente de carne.


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>>>>>>Las primeras herramientas.