Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Una simple farola cambia estilos de vida

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Energía sin Fronteras instala farolas fotovoltaicas autónomas
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ESF

En este lado del mundo cuesta comprender cómo una simple farola puede cambiar el estilo de vida de una comunidad indígena. Cuando anochece, una farola son más horas de lectura, es un lugar de reunión... La Fundación Energía Sin Fronteras (ESF) ha instalado cientos de ellas en África Subsahariana, Iberoamérica y Asia. Más de 230.000 personas se benefician de sus actuaciones.


Energía Sin Fronteras es una de las muchas oenegés que operan en el Tercer Mundo, cuya labor es “una gota en el océano de la pobreza”, según Mariano Cabellos, presidente del patronato que dirige esta fundación. Pero el ánimo no decae. Los ingenieros de ESF quieren convertir el acceso al agua potable y a la electricidad en un derecho universal.


En primer lugar, la luz evitaría que las poblaciones rurales siguieran quemando leña para cocinar y calentarse. “Son 1.600 millones de personas las que carecen todavía hoy de energía eléctrica”, apunta Cabellos, aunque ESF ha acometido la electrificación de numerosas comunidades de Perú, Guatemala, Honduras, Benin, Senegal, Guinea Ecuatorial, India y Camboya. De sus proyectos de agua potable y electricidad, Energía sin Fronteras asume estudios, financiación, construcción y mantenimiento de las instalaciones y formación para el uso.