Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Michael Jackson, el oído absoluto, una ambulancia y un piano no de cola

FILES-US-MUSIC-ANNIVERSARY-JACKSON
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Hace poco más de un año, el 26 de Junio de 2009, nos levantamos con la noticia de la muerte de Michael Jackson, al parecer causada por una sobredosis de tranquilizantes. Era difícil encontrar una noticia más poderosa: artista fallecido; vida agitada, convulsa y controvertida; circunstancias de la muerte que alentaban la polémica. Y sobrevino lo esperable, lo previsible: un aluvión de crónicas, reportajes, vídeos y entrevistas. Gracias a ello, o a pesar de ello, conocimos o reconocimos toda su historia: sus inicios en los Jackson Five, su éxito fulminante con 'Thriller', sus operaciones quirúrgicas, sus trastornos, sus juicios. Pero a uno, que siempre le inquietaron los talentos precoces, los niños consagrados, le sorprendió un detalle que pareció pasar sin importancia: Michael Jackson, entre otros dones, poseía uno en particular: MJ tenía oído absoluto. Y uno, que también es previsible, decide que es una buena oportunidad para indagar en ello.


Una admiradora de Michael Jackson le recuerda en el primer aniversario de su muerte. AFP


Así pues,


PUENTE Y TEMA

¿Qué es el oído absoluto? El oído absoluto es la habilidad de nombrar y reconocer estímulos auditivos aislados sobre la base de la nota misma sin ninguna referencia externa.


Las definiciones se necesitan, pero generalmente los ejemplos se prefieren. El primer recuerdo que tengo de alguien con oído absoluto fue un concursante del programa '¿Qué apostamos?', ese espacio en el que los participantes trataban de sorprender al público con sus curiosas habilidades (también era el programa en el que solía acabar duchándose Ana Obregón, para mayor estímulo de las audiencias).


Uno de aquellos concursantes afirmó que era capaz de reconocer e identificar cualquier sonido, sin importar el instrumento del que proviniese, y sin necesidad de ninguna referencia. Es decir, que sería capaz de nombrar la nota que le hicieran sonar sin conocer ninguna previa (generalmente se usa el la) de la cual inferir la nota problema. Yo, que siempre tuve grandes problemas de oído, no podía dejar de sorprenderme cada vez que el concursante acertaba: la bemol, do, re sostenido; tocados con un piano, una flauta, un xilofón. Fueron innumerables las notas que acertó. Y no solo es que no cometiera ningún error, es que las respuestas eran inmediatas, es que no había ápice ni lugar para la duda.


Sin embargo, ante algo así, visto un viernes por la noche en la televisión, uno desconfía y lo aparta de sí. Se convierte en san Pedro y santo Tomás: lo ve, pero como no lo toca, lo niega.


Años más tarde uno se entera de que:


No se sabe a ciencia cierta el origen del oído absoluto. Se cree que hay una importante influencia genética, pero también son importantes las condiciones ambientales. Así, parece que la preparación entre los 2 y los 4 años es especialmente relevante, siendo mucho más difícil su adquisición a pesar del entrenamiento a partir de los 5 años. Incluso se ha observado que las poblaciones con 'lenguas tonales' -con un mayor intervalo de frecuencias en el habla- presentan una mayor proporción de personas con oído absoluto.


Y empieza a creer.


“El número de vidas que entran en la vida de uno es incalculable”, dice John Berger. Sin embargo, yo creo que debo conocer al menos a 40.000 personas. Me explico: el oído absoluto se estima que se da con una frecuencia de 1 cada 10.000 (curiosamente 1 de cada 20 entre los autistas). Y si creo definitivamente es porque yo conozco a cuatro de ellas. Uno es mi amigo J., a los otros tres los conocí un verano en unas clases de música en las que participé. Dos de ellos eran gemelos (idénticos); la tercera era la hija de un conocido compositor. No se puede deducir, por tanto, la influencia de la carga genética o ambiental, porque los dos gemelos fueron seguramente expuestos a los mismos estímulos y porque ella, siendo hija de quien era, no solo tendría la herencia sino también la educación precoz. El caso es que, mientras la profesora tocaba al piano, nosotros teníamos que identificar las notas, los ritmos, los tonos. Y mientras yo, con mi mediocre oído relativo, y tras saber cómo sonaba el la, me esforzaba en desentrañar si aquella melodía subía o bajaba, mientras incluso silbaba para intentar ayudarme, mientras pedía a la profesora una y otra repetición, mientras sucedía todo eso, aquellos tres habían completado el dictado a la primera, sin esfuerzo, y, sobre todo, sin fallo.


Y terminé por creer.


¿CÓMO FUNCIONA EL OÍDO ABSOLUTO?


No parece conocerse a ciencia cierta su funcionamiento. Se sabe que los estímulos auditivos viajan desde el oído interno hacia la corteza cerebral y que allí ésta cumple una doble función. Por un lado el hemisferio derecho se encarga de la interpretación melódica y de las frecuencias, mientras que el hemisferio izquierdo, más especializado en el lenguaje, asigna un nombre a dichas frecuencias. Se podría pensar que los dotados con oído absoluto tuvieran una mejor comunicación entre ambas áreas, pero lo único que se ha observado es que presentan un mayor e incierto desarrollo del lado izquierdo. Se deduce por tanto, como casi siempre se suele deducir, que se necesitan nuevos estudios.


CURIOSIDADES Y PEQUEÑA CODA

No se necesita poseer oído absoluto para ser músico, aunque algunos parece ser que sí lo tuvieron, como por ejemplo: Bach, Paganini, Tchaikovsky. Incluso Ana Torroja. (Me pregunto si en realidad conozco a bastantes más de 40.000 personas).


En realidad, lo que más se necesita generalmente es un buen oído relativo (es decir, la capacidad de identificar sonidos a partir de notas previas), especialmente para músicas de conjunto, donde uno debe apoyarse en el sonido del resto. Incluso puede tener efectos perjudiciales: algunos músicos con oído absoluto pueden tener más difícil el tocar en orquestas donde no se sigue una afinación estándar, por ejemplo. O incluso pueden sufrir molestias cotidianas, de hecho, no me lo podía creer cuando J. me decía que sufría con los sonidos de las ambulancias. Para él, más que sonidos eran palabras, y no hacían más que repetir “si, mi, si, mi”, como una voz interior inevitable.


Algo que también le ocurría a Charly García, un músico argentino, que decía: “¿Por qué en Madrid todas las bocinas están afinadas en mi? Todas están afinadas en mi y eso me gusta mucho porque puedo dormir. En Buenos Aires están afinadas en la y no puedo dormir porque me pone nervioso”.


Pero había otra cosa que le ocurría a Charly García, que contó su técnico de sonido, Marcos Sanz, y que puede llevar a otros caminos:


CODA FINAL

“Marcos Sanz contó que, en una ocasión, Charly le dijo: quiero saber cuál es tu resonancia, cuál es tu nota.


Marcos se sintió extrañado por esta pregunta, por lo que el cantante le explicó: “Sí, mira, tienes que hacer una cosa: respira profundo, abre la boca”. Y, tras darle un golpecito, le dijo: “Tú estás afinado en sol. Tu caja torácica, tu caja de resonancia es sol, y eso es agradable para mí porque, por ejemplo, yo a los si no los soporto, a los que están afinados en si no los soporto”.


Michael Jackson actuando en Nueva York en 2002. AFP


POST-CODA

Fred Astaire, tras ver a Michael Jackson actuar en una gala de la Motown dijo que acababa de conocer al mejor bailarín del siglo XX. Buceo en sus vídeos de niño para ver si el talento era innato, si como yo creía el ritmo ya estaba y poco se podía hacer por trabajarlo. Si solo era cuestión de cuidarlo y evolucionarlo. Si la herencia o el ambiente. Si debería dejar de una vez mis agotadoras clases.


Pero compruebo que apenas sí se movía. Que por lo menos dos de sus hermanos eran claramente más naturales, que eran mejores que él.


PARA SABER MÁS:


(1982) "Absolute Pitch", The Psychology of Music, D. Deutsch (Ed.) edición, Orlando: Academic Press. 431-452.

Sakakibara, A. (2004). "Why are people able to acquire absolute pitch only during early childhood?: Training age and acquisition of absolute pitch.". Japanese Journal of Educational Psychology 52: 485–496.

Deutsch, D., Henthorn, T. y Dolson, M. (2004). "Absolute pitch, speech, and tone language: Some experiments and a proposed framework". Music Perception 21. 339-356.

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