Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Los cielos velazqueños

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'El príncipe Baltasar Carlos, a caballo' (1635-36), por Diego Velázquez
velázquez
MUSEO DEL PRADO

BAJO UN PERENNE NUBLADO

La complejidad de los cielos que nos regaló Diego Velázquez en sus obras ha dado origen a la expresión ‘cielos velazqueños’, que identificamos con unos cielos enmarañados, en los que se mezclan distintos géneros nubosos como los cirroestratos y altoestratos. Encontramos esos celajes en el famoso cuadro de ‘Las lanzas’ (1634-35), en los retratos ecuestres de distintos miembros de la realeza, que también pintó Velázquez para el Salón de Reinos del palacio del Buen Retiro, así como en los retratos de caza destinados a la antigua Torre de la Parada, localizada en el madrileño monte del Pardo.


¿Por qué razón Velázquez pintó esos cielos tan nubosos y ricos en matices? Una posible causa es que, entre 1632 y 1636, periodo durante el cual el genio sevillano realizó por encargo todas esas pinturas, hubiera una mayor presencia de nubes en los cielos de Madrid que en la actualidad.


RETRATO DEL CIELO DE MADRID

A pesar de encontrarnos por aquel entonces en uno de los periodos más fríos de la Pequeña Edad del Hielo (lo que implicaría un predominio de situaciones norteñas sobre la Península Ibérica, con presencia en Madrid de bastantes días gélidos y secos, con los cielos poco nubosos o despejados), las fuentes documentales arrojan algo de luz en el asunto. En ‘Historia del clima de España’, de Font Tullot (1988), se lee: “Durante la cuarta década (del siglo XVII) el frío mengua notablemente, sin que se tenga noticias de inviernos muy fríos”. La mayor templanza de aquellos años pudo haber sido la causa de una mayor nubosidad en los cielos de Madrid, lo que habría quedado reflejado en los cuadros de Velázquez.


PARA SABER MÁS:


Museo del Prado.