El nitrato que bebemos con el agua favorece el cáncer de próstata

Comer abundante fibra, frutas, vitamina C y verduras contrarresta el riesgo oncológico de este contaminante agrícola.

Día Mundial del Agua
El nitrato está presente tanto en el agua de grifo como en la embotellada.
Pixabay

El cáncer de próstata es el más habitual de los tumores en los varones. Cada año causa la muerte de 6.000 españoles. Se sabe muy poco sobre qué lo genera, aunque sí se tiene claro que entre los factores de riesgo está la edad, la genética y la etnia, todos elementos poco eludibles.

La sospecha de los expertos es que la exposición a ciertos tóxicos ambientales favorece esta clase de tumores. El trabajo realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona, una alianza de investigadores impulsada por la Fundación La Caixa, apunta a que uno de los desencadenantes de la enfermedad puede ser la ingestión sostenida a lo largo de la vida de agua con altas cantidades de nitrato.

Los especialistas de ISGlobal han averiguado que este contaminante, procedente de las filtraciones de fertilizantes y excrementos de las macrogranjas a ríos y acuíferos, está presente en el agua de consumo -tanto en el del grifo como en el embotellado- y que cuando mayor es el volumen ingerido a lo largo de los años mayor es la posibilidad de padecer cáncer de próstata.

Tomaron un grupo de más de 1.600 españoles, tanto diagnosticados con el tumor como sanos, y estudiaron el tipo y la cantidad de agua que habían bebido, su origen y la presencia media de nitratos a la que habrían estado expuestos desde los 18 años.

Los participantes con ingestas más altas de nitrato (tomaron más de 14 miligramos día de media a lo largo de la vida) multiplicaban por uno y medio la posibilidad de padecer un cáncer de próstata de grado bajo o medio y casi por tres la probabilidad de desarrollar un tumor de próstata agresivo si se les compara con aquellos que presentaban ingestas del contaminante de la mitad o menos.

Un segundo descubrimiento fue igual de inquietante. El riesgo de desarrollar tumores por las ingestas reiteradas de nitrato se observaron incluso en los que bebían agua con niveles de este contaminante inferiores a los máximos permitidos en la Unión Europea, que son 50 miligramos por litro de agua. No obstante, los investigadores matizan que los vínculos de riesgo que ellos han detectado no significan que todo el que tome agua con nitrato vaya a enfermar.

Entre tanto peligro el estudio aporta un dato esperanzador. Si bien el exceso de nitrato puede ser un factor de riesgo, este peligro podría neutralizarse si el varón consume en paralelo una dieta rica en fibra, frutas, verduras y vitamina C. Las asociaciones entre nitrato ingerido y cáncer de próstata solo se observaron en hombres que comían menos cantidad de estos tipos de alimentos y nutrientes.

Medidas urgentes

"Los antioxidantes, las vitaminas y los polifenoles de las frutas y verduras podrían actuar como inhibidores de la formación de nitrosaminas en el estómago, que son los compuestos con potencial carcinógeno", explica Carolina Donat-Vargas, una de las investigadoras. "Por otro lado, la vitamina C ha demostrado una actividad antitumoral notable", agrega. "Y la fibra, por su parte, beneficia a las bacterias intestinales, lo que ejerce un efecto protector frente a tóxicos derivados de los alimentos, incluidas las nitrosaminas". En los hombres con consumos más bajos de fibra -menos de 11 gramos día- y una mayor ingesta de nitrato se multiplicó por 2,3 la probabilidad de padecer un cáncer de próstata. Sin embargo, en aquellos con consumos más altos de fibra -más de 11 gramos día- e ingestión elevada de nitrato no se detecta con mayor probabilidad de tumor.

Los investigadores aspiran a que su trabajo sirva para crear conciencia sobre los potenciales efectos dañinos de los contaminantes presentes en el agua y para convencer a las administraciones de la urgencia de controlar con más rigor los vertidos. Entre las medidas que proponen destacan tres. La prioritaria, que la UE reduzca la concentración de nitratos autorizada en las aguas de consumo. La segunda, acabar con el uso indiscriminado de fertilizantes y pesticidas. Y, en tercer lugar, impulsar dietas que prioricen la salud personal y planetaria con una rebaja del consumo de alimentos de origen animal, especialmente carne, que además de vertidos de nitrato aceleran el cambio climático.

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