Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Bio, bio, ¿qué ves?

En busca de insulina ‘de imitación’ que se pueda tomar en pastillas y permita a las personas diabéticas olvidarse de los pinchazos

Un grupo de investigación ha desarrollado una molécula capaz de imitar la acción de la insulina, pero más estable, que permitiría sustituir inyecciones por pastillas para personas diabéticas.

La insulina no resiste el paso por el tracto gastrointestinal, por eso no existe en pastillas.
La insulina no resiste el paso por el tracto gastrointestinal, por eso no existe en pastillas.
Polina Tankilevitch

En el mundo del arte, algunas falsificaciones pueden ser tan, pero tan buenas, que es muy difícil distinguirlas de la obra original. Algunas de estas falsificaciones han conseguido engañar incluso a los mejores museos del mundo, llegando a estar expuestas en sus exclusivas galerías. Pero los artistas no son los únicos capaces de crear obras casi indistinguibles de la original: los científicos también pueden.

Tras estudiar el cuerpo humano a nivel molecular durante largo tiempo, la comunidad científica ha llegado a conocer bastante bien el funcionamiento de algunas de sus estructuras. Esto ha permitido poder corregirlas cuando están dañadas o incluso reemplazarlas si faltan. Un ejemplo de lo primero sería la terapia génica, mientras que la terapia de sustitución enzimática para el tratamiento de la enfermedad de Gaucher podría ser un ejemplo de lo segundo.

¿Por qué inyecciones?

La diabetes tipo 1 también podría ser un buen ejemplo del triunfo de la terapia de reemplazo. Quienes padecen esta enfermedad crónica son incapaces de producir insulina, la hormona responsable de controlar la glucosa en sangre. Puesto que niveles altos de glucosa sanguínea pueden acabar dañando seriamente riñones y ojos, entre otros órganos, además de aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular, es necesario mantenerlos bajo control. Para ello, las personas diabéticas deben inyectarse varias veces al día la insulina que su páncreas no puede generar. También puede optarse por recurrir a una bomba de insulina que vaya administrando pequeñas dosis de esta hormona a lo largo del día.

Resultaría mucho más cómodo para el paciente poder tomar la insulina por vía oral, como si se tratase de un ibuprofeno. Sin embargo, hoy por hoy es un objetivo difícil de alcanzar. La insulina es degradada durante su paso por el tracto gastrointestinal, ya que no es tan resistente como puede serlo el ibuprofeno. Para evitarlo, algunos investigadores están trabajando en formulaciones con nanopartículas que protejan a la insulina del viaje a través del estómago. Sin embargo, otros han decidido seguir la estrategia de los falsificadores de cuadros.

Engañar al receptor

El efecto de la insulina depende de su unión con el receptor de insulina, presente en algunas células del cuerpo. Cuando esta hormona se une al receptor, se dan una serie de cambios en la célula que culminan con la captación de glucosa del torrente sanguíneo, por lo que los niveles de azúcar en sangre bajan. La insulina y su receptor encajan perfectamente, como dos piezas de puzle que revelan la imagen de un gatito. Sin embargo, podrían encontrarse otras formas de ver esta imagen, aunque las dos piezas no encajasen tan a la perfección. Esto es posible gracias a que podrían existir otras moléculas que sintiesen cierta afinidad química por el receptor de la insulina. 

Un estudio en el que han participado investigadores australianos, estadounidenses y españoles ha dado con una molécula capaz de unirse al receptor de la insulina y engañarlo para que crea que se trata de su hormona preferida. Este trabajo se ha llevado a cabo con una técnica de microscopía muy avanzada llamada criomicroscopía electrónica, que permite estudiar la interacción entre dos moléculas tan pequeñas como estas con todo lujo de detalles. Los prometedores resultados de este trabajo han sido publicados en la revista ‘Nature Communications’.

Este trabajo ha emocionado a sus autores porque abre la puerta a hacer funcionar el receptor de insulina sin necesidad de recurrir a esta hormona. Se ha demostrado que el desarrollo de miméticos de la insulina es posible, miméticos que podrían ser más resistentes que la insulina y, por ello, sobrevivir intactos al paso por el tracto gastrointestinal. 

Por tanto, esta investigación nos acerca un poco más a conseguir una terapia oral para la diabetes tipo 1, lo que eliminaría la necesidad de pinchazos e inyecciones para estos pacientes. La imagen que revela este puzle con piezas de imitación resulta, por lo tanto, de lo más esperanzadora.

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