Ómicron, Perro del infierno o Kraken: cómo se eligen los nombres de las variantes de la covid

La OMS dejó de utilizar las letras griegas y las letras seguidas de números cuando comenzaron a surgir las subvariantes de ómicron. 

viruela del mono
Nombres de variantes covid.
Pixabay

Hace ahora tres años que en España se empezó a oír la palabra coronavirus, una enfermedad que parecía contagiarse como la pólvora en China. Nadie imaginaba entonces, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya comenzaba a dar signos de alerta, que una pandemia mundial estaba por llegar. 

Meses de confinamiento y estados de alarma se fueron sucediendo en el tiempo para contener el contagio masivo de una enfermedad de la que solo se sabía su nombre: covid-19, puesto que ni siquiera en aquellos momentos quedó claro si se trataba de un nombre en femenino o en masculino. 

Conforme avanzaban los largos días en los que los contagiados y los fallecidos se multiplicaban en todo el mundo y tan solo un año después de que estallara la pandemia, la OMS comenzó a utilizar el alfabeto griego para nombrar las variantes que surgían de un virus que ya había alcanzado dimensiones desproporcionadas.

Los nombres de las variantes como alpha, delta, ómicron entre otras, circularon en medios de comunicación convirtiéndose en habituales referencias para los ciudadanos. Sin embargo, las etiquetas cambiaron en 2022 cuando el virus comenzó a evolucionar dentro de la variante ómicron.

"Como las nuevas subvariantes ya no eran lo suficientemente diferentes para seguirlas nombrando con una letra griega distinta, la OMS empezó a clasificarlas con la nomenclatura de la denominada red Pango, que se basa únicamente en el análisis de la composición genética del virus. Esta nomenclatura asigna una letra o combinación de letras seguidas de números a cada linaje como BA.1, BA.2, etcétera", explica el epidemiólogo y profesor de la Universidad de Zaragoza, Nacho de Blas.

De las letras griegas a los animales mitológicos

Pero, ¿cuándo se ha pasado de denominar a las variantes de manera científica a reconocerlas con nombres de animales mitológicos? Ómicron es la clave. En este punto, y tras no continuar la OMS con las letras griegas, es cuando aparece Ryan Gregory, profesor de Biología evolutiva en la Universidad de Guelph, Canadá. "Él es quien, a través de redes sociales da el nombre de Kraken a la que es oficialmente XBB.1.5. La última subvariante de ómicron más contagiosa pero menos peligrosa", añade el experto de la Universidad de Zaragoza.

"Lo mismo hizo con todas las subvariantes de ómicron anteriores: BA.5.2 (Triton), BQ.1.1 (Cerberus), XBB (Gryphon)… y así hasta formar lo que él ha denominado ‘sopa de variantes’. Una idea que le surgió tras ver el éxito que tuvo el apodo que le creó un usuario de Twitter a la cepa BA.2.75 (Centaurus) este verano", añade De Blas.

"También se han utilizado Chimera, Sphinx, Hydra y Orthro. Y el de su pareja Typhon y su padre Cetus, un monstruo marino con forma de ballena que da nombre a los cetáceos", recuerda el epidemiólogo, quien avisa de que la nueva variante que se va a poner de moda será la CH.1.1 (= BA.2.75.3.4.1.1.1.1).

"A esta la denominan Orthrus, un perro de 2 cabezas hijo de Echiina y Typhon, y hermano de Cerberus, que ya está aumentando su frecuencia en Reino Unido y Nueva Zelanda", concluye De Blas, quien recuerda que "no se trata de  nombres oficiales designados por la Organización Mundial de la Salud".

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