Para qué sirve el Lexatin y sus efectos secundarios, según un experto

La administración de benzodiazepinas está destinada a combatir casos de ansiedad severa, aunque también tienen otras aplicaciones. El doctor Luis Gimeno Feliu explica la importancia de tomar correctamente uno de los ansiolíticos más vendidos de España.

Lexatin, uno de los ansiolíticos más vendido en España
Lexatin, uno de los ansiolíticos más vendido en España
K. U.

El Lexatin es el nombre comercial más conocido del bromazepam; el Orfidal, por su parte, tiene como compuesto principal al lorazepam. Son benzodiazepinas, fármacos indicados para tratar la ansiedad, comúnmente llamados ansiolíticos. Hay otros que también resultan conocidos al mencionarlos, como el Valium (diazepam) o el Trankimazin (alprazolam), pero los dos primeros son los más populares y vendidos en España. Son beneficiosos con un uso correcto y regulado por un profesional de la medicina, en un intervalo de tiempo no muy prolongado, pero si se emplean de manera indiscriminada pueden causar muchos problemas de salud.

El doctor Luis Gimeno Feliu, médico de familia en el Centro de Salud de San Pablo de Zaragoza, explica que no hay que temer a estos medicamentos de primeras. Se trata, simplemente, de usarlos con corrección. “Son buenos si se usan durante un tiempo corto, y naturalmente con receta médica; además, también ayudan con casos de insomnio de manera puntual. Eso sí, se recomienda no pasar nunca de las 12 semanas de tratamiento, pero en España la gente las usa de continuo, y eso es peligroso. Somos uno de los países de Europa con mayor consumo anual por habitante de benzodiazepinas. Si el problema que se aborda fuese crónico, habría que explorar la psicoterapia u otro tipo de fármacos, como los antidepresivos”.

A corto plazo, las benzodiazepinas son seguras, y es complicado intoxicarse si no excedes la dosis recomendada. “Además, tienen antídoto -explica Gimeno- y un margen amplio en la ingesta para que resulten peligrosas en una sola toma. Hace 40 años la gente usaba barbitúricos, que son muy peligrosos. No obstante, sí aflora un problema añadido: el uso en pequeñas situaciones de ansiedad, cosas comunes que podrían manejarse como simples malestares de la vida. No es lo mismo estar preocupado o intranquilo por una contingencia que estar ansioso, algo mucho más severo”.

Los problemas de salud mental han empeorado en España en los últimos meses, y Gimeno recuerda un factor clave de esta realidad: las alteraciones sociales. “Cuando hay mucha precariedad laboral y desigualdad social, o se ha dado una situación traumática para el total de la población, la ansiedad acecha; la prevención, al menos en parte, sería tener una sociedad más igualitaria y justa. Obviamente, también hay problemas mentales en gente que sí goza de una situación socioeconómica sólida, pero son menos frecuentes”.

Gimeno reconoce que los psiquiatras y médicos de familia “tenemos mucho cuidado a la hora de recetarlos, porque crean adicción y es más complicado que se limite el uso al período máximo recomendado, los tres meses de los que hablábamos antes. El uso prolongado trae diferentes problemas: un deterioro cognitivo más rápido, se acelera la demencia, se favorecen las caídas por pérdida de estabilidad... son varias cosas”.

El facultativo cree que para combatir el insomnio hay que priorizar otras posibles soluciones. “Siempre debe optarse antes por métodos de relajación, además del apoyo de infusiones. También se trata de aceptar que una noche de mal sueño es eso, una noche; el cuerpo no siempre responde del mismo modo, no es homogéneo. Cuando el problema es crónico, debe hacerse una valoración minuciosa por parte del médico de familia, a ver si hay otros factores de alteración que incidan, y se emplearían otros fármacos. Un ejemplo: si llevas cuatro días sin dormir, tomas benzodiazepinas dos días y descansas, mientras trabajamos en la razón de este suceso”.

Gimeno aclara que ni el Lexatin y el Orfidal hacen engordar. “Es una leyenda urbana. La ansiedad lleva a comer de forma descontrolada a la mayor parte de la gente, hasta un 90%. He ahí la posible razón de esa creencia. También hay algunos que se ponen a hacer más deporte, y adelgazan, aunque realmente son los menos”.

Efectos secundarios más importantes del Lexatin

Cuando se irrespeta la dosis recomendada y se toma más cantidad o con mayor frecuencia, hay un exceso de sedación. “Pierdes reflejos: por supuesto, no hay que conducir con las primeras tomas, por los ataques de somnolencia. Hay que saber cómo responde cada cuerpo; es clave no mezclarlo con alcohol, porque potencia el efecto sedante y la relajación muscular”.

El Lexatin (1,5 mg por pastilla) y el Orfidal (1 g) en tratamiento continuo regulado se toman tres veces al día. “El Orfidal se puede absorber debajo de la lengua, como la cafinitrina; eso es una ventaja para crisis súbitas de angustia. Hace efecto más rápido; además, no se metaboliza en el hígado, solo en el riñón, por lo que suele recomendarse para gente más mayor o que tome mucha medicación. En Aragón se usa más el Orfidal; en Madrid, donde también trabajé, solía usarse más el Lexatin”.

Otros efectos secundarios que pueden producirse son:

  • Trastornos del sistema inmunológico: hipersensibilidad (alergia), shock anafiláctico, angioedema (hinchazón en la cara).
  • Trastornos psiquiátricos: confusión, desorientación alteraciones emocionales y del humor, trastornos de la libido (alteración del deseo sexual), dependencia física y psíquica al medicamento, abuso del medicamento, síntomas de abstinencia, depresión,(el uso de este medicamento puede hacer aparecer una depresión que ya existía) intranquilidad, agitación, hiperactividad, nerviosismo, ansiedad, irritabilidad, agresividad, delirio, ataques de ira, pesadillas, sueños anormales, alucinaciones, psicosis, comportamiento inadecuado y alteraciones de la memoria.
  • Trastornos del sistema nervioso: somnolencia, dolor de cabeza, mareos, reducción del estado de alerta (lentitud en los reflejos) y ataxia (falta de coordinación de movimientos).
  • Trastornos oculares: diplopía (visión doble).
  • Trastornos cardiacos: insuficiencia cardiaca (el corazón no bombea bien la sangre) incluyendo parada cardiaca (ataque al corazón).
  • Trastornos respiratorios: depresión respiratoria (respiración lenta y de poca intensidad).
  • Trastornos gastrointestinales: nauseas, vómitos, estreñimiento.
  • Trastornos de la piel y del tejido subcutáneo: erupción cutánea, prurito (picor) y urticaria.
  • Trastornos musculoesqueléticos: debilidad muscular.
  • Trastornos renales y urinarios: retención urinaria.
  • Trastornos generales: fatiga.
  • Lesiones traumáticas: caídas y fracturas, con mayor riesgo en pacientes de edad avanzada y en pacientes que estén tomando a la vez otros sedantes (incluyendo bebidas alcohólicas).

Cómo dejar de tomar Lexatin

Gimeno concluye advirtiendo seriamente sobre el ‘desenganche’. “Cuando alguien lleva más de un mes de tratamiento y debe ir soltándolo, el descenso debe ser muy lento y siempre regulado por el médico de familia o un psiquiatra. Al menos debe contarse con varias semanas de descenso en el consumo, reduciendo la dosis y las frecuencias muy poco a poco; si se deja de golpe, puede sobrevenir una crisis, pero no por la ansiedad combatida, sino por el hecho de estar enganchado al medicamento”.  

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