¿Cuáles son los valores normales de la tensión arterial?

La tensión arterial se determina por la presión sanguínea que circula a través de los vasos de nuestro organismo, constituyendo uno de los principales signos vitales. Se mide en mmHg (milímetros de mercurio) y puede cambiar a lo largo del día dependiendo de diversos factores, siendo su principal motor de variación la edad de la personas. Los estilos de vida, hábitos y la alimentación son variables que influyen directamente en el estado de la tensión. Asimismo, la genética y el sexo también definen las características y variaciones de la tensión arterial de una persona. La alteración de esta es un indicador que se debe consultar con su médico.

¿Cómo sabemos que la tensión arterial está alta o baja? A la hora de medir la tensión, encontramos dos valores diferentes representados numéricamente:

La presión sistólica es aquella que mide la tensión cuando el corazón late y bombea la sangre a través de las arterias. El número sistólico siempre es el más alto.
La presión diastólica es aquella que mide la tensión entre latidos cardiacos, cuando el corazón no está bombeando. Por eso, el número diastólico siempre es más bajo.

Los rangos que determinan una presión arterial equilibrada se establecen en 120/80 mmHg. El límite alto de la normalidad es de 140/90 mmHg -a partir de ahí es hipertensión-, mientras el límite bajo puede ubicarse en 90/60 mmHg. Estos son los intervalos de referencia.

Valores de tensión arterial normal según la edad

Entre 1 y 12 meses: 60/90 mmHg
Entre 1 y 5 años: 65/95 mmHg
Entre 6 y 13 años: 70/105 mmHg
Entre 14 y 19 años: 77/117 mmHg
Entre 20 y 60 años: 80/120 mmHg
En 60 años: 90/140 mmHg

Síntomas de la presión arterial alta

Cefáleas
Dolor en la nuca
Somnolencia
Náuseas
Zumbidos en los oídos
Motas diminutas de sangre en los ojos
Visión doble
Problemas respiratorios
Palpitaciones en el pecho

Está puede ser causada por diferentes aspectos, como el estrés, el alcohol, medicamentos antiinflamatorios, enfermedades como la diabetes o la obesidad, el tabaco y la alimentación rica en grasas saturadas y sal.