Si vives en unas de estas ciudades tu salud lo agradecerá

Europa selecciona cien urbes, siete de ellas españolas, para impulsar su transformación verde.

15 de marzo de 2020. La calle Alfonso de Zaragoza vacía tras decretarse el estado de alarma.
La calle Alfonso de Zaragoza.
Guillermo Mestre

La vida en la ciudad tiene muchas ventajas; pero si su modelo actual de gestión y crecimiento no se replantea comprometerá seriamente la misma vida de sus habitantes.

La emisión de gases de efecto invernadero (GEI) que estos generan al moverse, consumir, alimentarse, alojarse o divertirse, en definitiva al vivir, es la gran amenaza. Tanto porque estos gases provocan el calentamiento global -y, por consiguiente, el temible cambio climático- como porque contaminan el aire que sus habitantes respiran.

La OMS se mostró tajante hace unas semanas sobre este particular en su último llamamiento al respecto: "Casi toda la población mundial respira aire contaminado por encima de lo que se puede considerar saludable", concluía el sonado informe.

La magnitud de esta realidad, si se atiende a los datos, es abrumadora. Las ciudades generan el 70% del total de GEI registrados en todo el planeta, a pesar de solo ocupar el 4% del mismo. Además, consumen más del 65% de la energía mundial. Y el calor que emiten ha sido objeto de discusión y alarma en el último panel del expertos de la ONU (IPCC), donde son calificadas como 'islas de calor' que aceleran el incremento de temperaturas de la Tierra.

Esta es la foto fija, pero la tendencia es que estas cifras crezcan, que los propios núcleos urbanos aumenten su tamaño. En Europa, por ejemplo, se espera que el 85% de sus ciudadanos vivan en urbes en el año 2050. Un 15% más que en la actualidad. ¿Hasta dónde llegará en este supuesto los efectos nocivos que tienen estos grandes asentamientos humanos para la salud del clima?

Para que la respuesta a esta cuestión no llegue a ser catastrófica, la Comisión Europea puso en marcha justo antes del estallido de la pandemia de covid-19 el proyecto Ciudades por el Clima. A través de este, pretende impulsar la transformación del modelo de gestión y gobierno de una serie de urbes elegidas, con el fin de reducir sus emisiones y convertirlas en entes climáticamente neutros. El bienestar de los ciudadanos y el cuidado del medioambiente estarían, así, en el centro de las políticas de los gobiernos locales.

377 aspirantes en todo el continente

Tras meses de preparativos, diseño de acciones, desarrollo de iniciativas, informes y evaluaciones, 25 ciudades españolas (377 en todo el continente) se presentaron como aspirantes a ser el laboratorio de innovación de Europa. Ayer se anunciaron las 100 elegidas, siete en España, que recibirán fundamentalmente financiación y asesoramiento técnico.

En nuestro país, los habitantes de Madrid, Barcelona, Valencia, Vitoria-Gasteiz, Valladolid, Zaragoza y Sevilla son quienes pueden celebrar haber entrado en este selecto club que diseñarán un futuro más saludable. En el resto de Europa, casi todas las capitales de los 27 estados están representadas. En total, el programa alcanza al 12% de la población del continente.

La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, alabó la iniciativa de los gobiernos participantes, a quienes calificó de "pioneros" en una transformación verde, dijo, que ya ha comenzado en Europa.

Los responsables del programa destacaron la importancia de actuar en las ciudades porque estas pueden contribuir "sustancialmente al objetivo del Pacto Verde europeo de reducir las emisiones en un 55% para 2030".

¿En la práctica en qué se traduce esto? "En ofrecer un aire más limpio, un transporte más seguro y menos congestión y ruido a sus ciudadanos", explican desde la Misión Climática. Más salud, individual y global, en definitiva.

Valencia, un ejemplo

En España, algunas ciudades ya tenían recorrido parte de este camino hacia un modelo más sostenible. Vitoria-Gasteiz, que en su día ostentó la capitalidad verde europea, o Barcelona, con sus sonados planes de peatonalización y limitaciones al tráfico, con las 'supermanzanas' como máximo exponente, son algunas de las seleccionadas que ya llevaban años en sintonía con la Misión Climática europea.

Pero si hay una en la que se ha logrado mayor empuje social y político (exceptuando a Vox) ha sido Valencia. Carlos Galiana, concejal del Innovación del Ayuntamiento de Valencia, valora esta circunstancia como uno de los puntos fuertes de la Missió Climàtica en esta ciudad.

"El consenso nos diferencia del resto. Además, desde 2015 llevamos aplicando políticas encaminadas a estos objetivos de neutralidad. No es fácil, pero si no empezamos nunca, puede ser tarde. La subida del mar nos tocaría de lleno en la ciudad. Así que desde el Gobierno se ha esperado. Llevamos siete años trabajando ya en este modelo", celebra.

En la calle, el ciudadano nota el cambio, valora este concejal, que cree haber contribuido al bienestar de los ciudadanos con peatonalizaciones o reorganización de calles y tráfico para una movilidad más limpia. Al principio los cambios -reconoce el edil- cuestan, pero volvieron a ganar la alcaldía, lo que interpretan desde el Consistorio como un espaldarazo a estas políticas ecológicas.

Muchas de estas decisiones tienen su efecto en práctica, pero el gobierno de la ciudad es solo una parte de lo que supone alcanzar una transformación verde real. El éxito solo depende de si se implica a otros agentes sociales como la ciudadanía, instituciones como pueden ser la Universidad y, por supuesto, el tejido productivo compuesto por las empresas que tanto tienen que decir en los objetivos de neutralidad.

Todos a una

El Ayuntamiento, recuerda Galiana, supone un 10% de todo lo que habría que transformar. "Tenemos que contar con al parte académica, con la parte social, la parte civil y, sobre todo, la parte privada. Hay mucha alimentación e industria que tiene mucho que decir en este camino. Ya podemos ampliar la red de carriles bici, tener una concejalía de renovables, como es el caso, o transformar la flota urbana de autobuses, que si un gran supermercado de repente no está alineado con los objetivos de descarbonización, ya podemos hacer lo que queramos que no avanzaremos".

En este aspecto, una de las grandes cadenas de supermercado valencianas, Consum, celebra la acogida que ha tenido la Missió Climàtica en Valencia. Carmen Picot, responsable de Relaciones Institucionales y RSE de la citada cadena, explica cómo la cooperativa está alineada con los ODS en muchos sentidos. Desde las condiciones laborales de la plantilla hasta los programas de lucha contra el hambre y el desperdicio alimentario, pasando por los programas de conciliación e igualdad. Pero más allá, en lo que al clima concierne, han logrado reducir su huella de carbono a un 86% entre 2015 y 2020.

Aunque tienen una estrategia de economía circular ambiciosa, lo cierto es que reconocen que el consumo de energía es lo que más tiene que decir el objetivo de mitigar las emisiones al 100%. Para reducirlo, las actuaciones concretas pueden ser muchas. "Toda la energía consumida es renovable en nuestros centros de trabajo; contamos con paneles solares en todos los centros en los que es posible instalarlos; iluminación LED en toda la red; todo un sistema de equipos eficientes que se apagan automáticamente cuando no se usan; un sistema de telemedida que gestiona el consumo energético en tiempo real, etc. Tras implantar este plan nos convertimos en el supermercado más ecoeficiente de Europa. Y además de ahorrar, nos aporta rentabilidad", enumera Picot.

La tecnología y la ciencia como aliados

Estos ejemplos expuestos por la responsable de Consum tienen grandes dosis de tecnología y digitalización. Algo que también está en el centro de los interese del proyecto europeo. Las ciudades del futuro además de verde, estarán digitalizadas y serán inteligentes.

Para aportar este conocimiento, las universidades tienen mucho que decir. En el caso valenciano, están alineadas con el proyecto desde el principio. Salvador Coll, vicerrector de Innovación de la Universidad Politécnica de Valencia, destaca la alianza que tienen con el Ayuntamiento para" proveer a la ciudad de todos los elementos que la Universidad puede aportar como entidad de conocimiento: asesoramiento de carácter científico; disposición de laboratorios de ensayo, 'living labs', o experimentar con nuevas soluciones y propuestas con los objetivos de neutralidad; así como ser generadores de soluciones a retos que la ciudad pueda plantear, siempre basados en el conocimiento y la ciencia".

Además de experimentar con nuevos caminos más respetuosos con el medio ambiente, como puede ser el trabajo que están llevando a cabo para activar la economía del 'hidrógeno verde' como una alternativa energética limpia, el campus también está levando a cabo iniciativas particulares en pos de la transformación, como la colocación de paneles solares en sus edificios, renaturalización de algunos espacios, gestión eficiente del gasto de agua, etc. "El campus en sí también se convierte en un laboratorio para probar nuevas tecnologías y monitorizar su eficacia", destaca Coll.

El objetivo de ser climáticamente neutros es muy objetivo muy elevado. Todos son conscientes. Pero no lo ven imposible. El vicerrector resume el espíritu de la ciudad con respecto al reto: "También era muy ambicioso llegar a la luna y los plazos eran similares y se llegó. Hay que marcarse los plazos así para tener los objetivos siempre presentes en la agenda del día a día, si no no se avanza. Esto nos va a permitir alcanzarlos. O al menos acercarnos mucho".

Qué supone entrar en el programa europeo

- Asesoramiento y asistencia a medida de la Plataforma de Misiones, gestionada por el consorcio NetZeroCities.

- Oportunidades de financiación de la investigación y la innovación de proyectos transformadores.

- Acciones, proyectos piloto y demostraciones (el presupuesto total de Horizon Europe para 2021-2023 es de 360 millones de euros).

- Oportunidades de 'networking', aprendizaje e intercambio de experiencias entre ciudades.

- Apoyo para involucrar a los ciudadanos en la toma de decisiones.

- Alta visibilidad: atractivo para la inversión y la atracción de talento con trabajadores especializados.

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