Bisfenol A, una sustancia en tickets y latas que es mejor tener lejos

Se trata de una sustancia química que tiene varias contraindicaciones para la salud.

Latas de conserva en una imagen de archivo.
Latas de conserva en una imagen de archivo.
Pixabay

¿Qué tienen en común un ticket de compra, un billete y una lata de tomate frito o espárragos? La respuesta es que esos tres objetos pueden contener bisfenol A, una sustancia química perjudicial para algunos aspectos de la salud.

"Es un monómero que se ha utilizado tradicionalmente para fabricar el policarbonato. El policarbonato es un polímero, un plástico, bastante resistente, con un aspecto como si fuera vidrio. De hecho se utilizaba antiguamente en biberones, pero ahora está prohibido por su toxicidad", explica Cristina Nerín, catedrática de Química Analítica en la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad de Zaragoza.

El bifenol A está presente en algunos cristales de gafas gracias a su transparencia. "No es el principal para botellas de agua, pero también era uno de los monómeros que se empleaban para barnices o lacas de recubrimiento interior de latas de conserva, como protección para evitar el contacto directo del producto con el metal", añade Nerín.

A pesar de que se pueda contener, en los alimentos "no es habitual encontrarlo", porque lo que se fabrica y comercializa en Europa pasa una serie de controles a través de la Agencia de Seguridad Alimentaria Europea, en la cual rebajan muchísimo el límite migración específica de bisfenol A, lo que son los niveles de concentración máximos. Este compuesto –denominado de forma resumida BPA- lleva muchos años prohibido en Francia, sin embargo, todavía se puede observar en envases provenientes de China. Para identificarlo, señala la científica, es necesario someter el producto a una "tremenda sensibilidad".

También se ha utilizado en perfumes o tintas de impresión. "Es conveniente tocar lo menos posible los tickets de compra porque las tintas pueden llevar bisfenol A, que se queda en la piel con tan solo arrugarlo", señala la catedrática.

"Productos que utilizamos alegremente, cuando se empieza a conocer, se empieza a rebajar los límites autorizados", reflexiona Cristina Nerín. "Se ha demostrado que esta sustancia es disruptor endocrino, afecta a la reproducción, que es reprotóxico", avisa la investigadora en el Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A), también de la Universidad de Zaragoza. Esta no es la única contraindicación para la salud, sino que además "se está estudiando desde hace años si está relacionado con algún tipo de cáncer".

¿Cómo es el proceso que desarrolla el bisfenol A? "Cuando este compuesto comienza a polimerizar se une primero consigo mismo y entonces genera oligómeros, otro compuesto que está formado por dos unidades de bisfenol A y algo más que se llama 'badge'", detalla  Cristina Nerín, quien fue la primera catedrática de la Universidad de Zaragoza en el ámbito de la Ingeniería y ha sido pionera en España y en Europa en el estudio de los materiales en contacto con alimentos. La 'badge' no es tan tóxica como el bisfenol A y no está totalmente prohibida, aunque hay un límite, es decir, "lo máximo que puede transferir cualquier material hacia los alimentos", aclara Nerín.

Atención si está en contacto con el cloro

"Si hubiera algún átomo de cloro en el entorno, cosa que puede ocurrir en determinados productos, se une a la molécula y genera unos compuestos que son todavía más tóxicos", advierte Nerín. "Eso tiene niveles de migración específicos, está recogido en la lista del reglamento europeo y en la legislación europea", concluye.

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