En los últimos años, los deportes extremos han experimentado un auge considerable que les ha llevado a cosechar numerosos tipos de público. Ejemplo de ello es el 'puenting' (o 'bungee jumping'), una de las opciones cada vez más elegidas para disfrutar de las ventajas que proporciona la liberación de adrenalina.

Esta práctica nació en la isla de Pentecostés como una modalidad del bautizo espiritual en forma de prueba de coraje en la que los hombres debían lanzarse al vacío desde una plataforma alta amarrados en los pies con unas lianas. En 1961, David Attenborough y la BBC emitieron un reportaje en la isla y popularizaron la actividad.

Entre los beneficios que aporta esta práctica, destaca la reducción del estrés, pues en ella se libera la tensión de los músculos del cuerpo con el efecto de la caída y la posterior suspensión en el aire. Asimismo, también supone un ejercicio extra para las articulaciones y un paso decisivo en el turismo activo pues, según muchos expertos, las personas que superan el miedo a saltar al vacío tienen luego mucho más fácil poder practicar otras actividades de aventura.

En Aragón, existen varias opciones para iniciarse en esta modalidad. Una de las posibilidades está en Murillo de Gállego (Zaragoza), donde los mayores de 14 años (con autorización si son menores de 18) pueden saltar hasta 25 metros, y también en Ayerbe (Huesca), donde pueden probar las personas mayores de 16 años. La provincia de Teruel, por su parte, cuenta con lugares como Albentosa, en el que los grupos de al menos seis participantes pueden llegar a saltar 50 metros.

-Ir al suplemento de salud.