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¿Cómo será nuestro modelo alimentario en el futuro?

Los cambios en las tendencias, el factor saludable y el medio natural jugarán un papel clave en los hábitos de los próximos años. Un ámbito en el que la tecnología también ocupará un lugar destacado.

Según diversos expertos, los patrones de alimentación que se van a seguir en el futuro van a ser mucho menos predecibles y ordenados.
Según diversos expertos, los patrones de alimentación que se van a seguir en el futuro van a ser mucho menos predecibles y ordenados.
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Según recoge la Organización de las Naciones Unidas en los objetivos que establece su Agenda 2030, "es necesario llevar a cabo un cambio profundo en el sistema agroalimentario mundial si se pretende alimentar a más de 820 millones de personas que padecen hambre y a los 2.000 millones de personas más que vivirán en el mundo en 2050", un fin para cuya consecución el organismo internacional califica como "cruciales" el aumento de la productividad agrícola y la producción alimentaria sostenible para ayudar a aliviar los riesgos del hambre.

Sin duda, el del medio natural será uno de factores principales que determinarán las características de la alimentación del futuro. A este respecto, numerosos profesionales ponen el foco en la importancia de abordar cambios en el sector agrícola y ganadero para reducir las emisiones de gases, así como en impulsar a través de medidas más ambiciosas la lucha contra el cambio climático.

Precisamente, la sostenibilidad será posiblemente uno de los conceptos que más siga valorando el consumidor, pues la sensibilidad ante esta cuestión es creciente en la sociedad, así como el interés por productos como los de kilómetro cero. Una cuestión que está directamente relacionada con lo saludable, pues cada vez más personas confeccionan su cesta de la compra en base a esta característica y le dan más importancia a aspectos como los productos de origen vegetal o los ecológicos, evitando con frecuencia aditivos y ultraprocesados.

Asimismo, la tecnología también esta llamada a ser determinante, pues, en la actualidad, ya florecen múltiples proyectos de investigación que han introducido recursos tan notables como herramientas que dan soluciones innovadoras en sus comidas a pacientes con cáncer, ‘apps’ que permiten entender las etiquetas nutricionales, sistemas de control de dolencias como la diabetes en dispositivos móviles, productos impresos en 3D, dietas basadas en el ADN u otras iniciativas que incluyen la inteligencia artificial, el ‘food tech’ o el ‘big data’.

"Los datos no son muy esperanzadores con respecto a la salud, ya que está aumentando notablemente el sedentarismo. Esto, sumado a una alimentación desordenada y carente de valor nutritivo, puede ser crucial de cara al aumento del sobrepeso y la obesidad no solo en población adulta, sino también en la infantil. No debemos olvidar tampoco que el descanso insuficiente, la inadecuada hidratación, el abuso de aparatos electrónicos y el exceso en el consumo de alcohol o tabaco son factores que evitan que podamos hacerlo bien y se prevé que no van a mejorar mucho en los próximos años", explica la dietista-nutricionista Cynthia Morillas.

En cuanto a los cambios que podrían darse en materia de compras, la profesional destaca los alimentos a granel, pues ya empiezan a verse cada vez más mercados y supermercados que venden así tanto la comida como otros tipos de productos, una modalidad que implica ahorro al adquirirse grandes cantidades. "También se prevé una reducción importante del consumo de carne, habrá nuevas opciones de proteína, sobre todo de origen vegetal, se reducirá el consumo de sal, se controlarán los aditivos en el consumo y los envases terminarán desapareciendo", resume la experta.

La excesiva dependencia de los conocidos como alimentos ultraprocesados y la elevada demanda de alimentos y materias primas de origen animal son dos de los hábitos nutricionales más perjudiciales de la población. "Probablemente, los ultraprocesados seguirán teniendo peso. Es difícil luchar contra la industria alimentaria, y se tienen que mejorar mucho las estrategias de comunicación, marketing y publicidad, que deben ir encaminadas a proteger a los consumidores, sobre todo cuando pueden ser tan vulnerables como los niños. La idea es que los productos vayan mejorando, pero hay muchos intereses económicos detrás de estos. Por tanto, es necesaria la aplicación de políticas de regulación alimentaria a este nivel. En relación a los aditivos, parece que ya se está empezando a controlar y evitar un uso excesivo de los mismos en los productos que habitualmente los incluían en abundancia", manifiesta Morillas.

La dietista-nutricionista considera, además, que las dietas vegetarianas y veganas van a seguir teniendo una importancia considerable, así como aquellas estrategias en las que el consumo de azúcares y grasas esté modulado y que escojan siempre las mejores versiones de estos grupos de alimentos. "Además, de cara a unos años es posible que avancemos un poco más y los nutricionistas empecemos a ajustar la dieta de cada persona a su genoma con el fin de mejorar la salud o prevenir ciertas enfermedades", indica.

El medio natural

"En España todavía no es un problema grave el exceso de consumo de carne y se podrían mantener esos niveles, pero primando su origen en la ganadería extensiva, que además de ser la ‘tradicional’, es la que mantiene el paisaje, la flora y algo de población en el medio rural. El fomento del consumo de leguminosas grano también sería muy positivo, para la salud humana y también para la de nuestros suelos", explica Joaquín Aibar, profesor titular del Área de Producción Vegetal en la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Zaragoza.

En lo relativo al medio natural, el docente subraya "la enorme factura económica y ecológica que se paga por la importación masiva de proteína vegetal de países muy lejanos", que, no obstante, "puede disminuirse si esa proteína se produce aquí". "El cultivo de leguminosas grano debería impulsarse. Los rendimientos son muy bajos porque apenas se han dedicado recursos para su mejora. Como son poco rentables, el agricultor no los cultiva y, como son poco importantes, no se tienen en cuenta para planes de investigación y mejora de los mismos. En resumen, es un círculo y solamente mediante ayudas a la investigación en mejora vegetal para aumentar los rendimientos o conseguir variedades más resistentes a plagas y enfermedades se puede intentar conseguir esa independencia en proteína vegetal que la Unión Europea necesita", agrega.

Sobre las emisiones, no cree que sea "justo" que siempre que se hable de cambio climático se achaque como gran emisor al sector agrícola. "Creo que habría que hablar siempre de balance en emisión de gases de efecto invernadero (GEI) y de fijación. Por ejemplo, si nos fijamos solo en el CO2, los cultivos fijan en su proceso fotosintético CO2. No sé si cuando comemos un tomate o una pizza todo el mundo sabe que está ‘comiendo’ productos derivados del CO2 que hace unas semanas estaba libre en nuestra atmósfera, es decir, está fijado por las plantas. Parte se fija en lo que será la cosecha y parte se deja en el terreno en forma de rastrojo, de residuos, que deberían incorporarse al suelo. Respecto al resto de GEI se puede paliar su emisión utilizando los fertilizantes de forma racional, incorporándolos al suelo y en el momento de máxima necesidad de los cultivos", explica.

Como cambios más importantes a proponer en materia ganadera, destaca potenciar la ganadería extensiva, "que es la más compatible con el medioambiente". Y, en cuanto al papel que puede jugar la investigación en el modelo alimentario, subraya que "la investigación en mejora vegetal para obtener mayores rendimientos, más resistentes a plagas y enfermedades en cereales y leguminosas, puede conseguir que parte de la demanda de alimentos que va a surgir de un aumento de la población pueda cubrirse", pues es "muy difícil" que los aumentos en producción se logren por aumento de la superficie cultivada o por el solape de cosechas. 

El aspecto social

Los cambios en las tendencias y el comportamiento de la población al respecto de esta cuestión también tiene que ver con un tema social. "La tendencia actual es que los grandes hipermercados, que se habían ubicado en el extrarradio de las ciudades, están perdiendo peso frente a los supermercados pero también respecto al comercio local, que está teniendo un impulso político para fomentar la vida en los centros de las ciudades. Algo que encaja con el hecho de que no solo importe el precio, sino otras razones, como el estilo de vida o que los alimentos sean saludables", explica Pablo García Ruiz, profesor de Sociología en la Universidad de Zaragoza.

No obstante, el docente considera que los productos ecológicos, aunque tienen aceptación social, "no se venden lo que se tendrían que vender porque, en ocasiones, son caros". "Aunque sí que han conseguido que apreciemos el carácter saludable de los alimentos. Antes la gente optaba mucho más por comprar artículos industrializados y ahora se lo piensan más y se le pide al supermercado que nos muestre que lo que vende es saludable", agrega.

En cuanto a los patrones alimentarios del futuro, el profesional considera que serán mucho menos predecibles y ordenados. "Lo que come cada persona se ha ido individualizando cada vez más. Antes había unos horarios más o menos habituales para las comidas y ahora entre los turnos de trabajo y otros factores se ha deshecho. Además, con la pandemia mucha gente ha descubierto que no hace falta ir a los sitios, sino que se llama y la comida viene, y pienso que eso se va a generalizar. Y hay gente que se alimentará a base de algo saludable, pero sin la suficiente variedad en la dieta, algo que puede generar problemas. Por eso, que creo necesitamos una nueva educación alimentaria", apunta.

Con respecto a la regulación, sostiene que los gobiernos "no se pueden desentender de cómo se producen los alimentos" y que esta debería ir en la línea de "identificar los componentes que sean poco saludables y tratar de reducir su uso hasta casi eliminarlos". "Asimismo, tanto estos como las empresas son cada vez más conscientes de que no es aceptable que su objetivo sea solo maximizar el beneficio, sino que deben colaborar por el bien de la sociedad", concluye García Ruiz.

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Este contenido ha sido elaborado por BLUEMEDIA STUDIO, unidad Branded Content de Henneo.

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