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Llega la temporada de moras a Aragón: ¿qué pasa si como muchas? ¿Y si no las lavo?

Este fruto silvestre tiene muchas propiedades beneficiosas para el organismo, pero su ingesta excesiva hace pasar malos ratos. 
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Descubre una ruta de tres días por el valle de Pineta, donde las moras son muy conocidas.

Una morera.
Una morera.
Pixabay

Las moras pueden brotar en diversos momentos del año, pero son más comunes en verano. En Aragón se encuentran por doquier, pero son muy conocidas las del valle de Pineta, los sotobosques de la Ribera Alta del Ebro, las de la Sierra del Moncayo y territorios adyacentes. Todas aquellas personas que disfrutan con las salidas al campo tienen un aliciente extra a la caminata que, bien llevado, da mucha satisfacción; recoger frutos silvestres, entendiendo como silvestres aquellos que brotan sin cuidados específicos, y no están cercados o rotulados como parte de una explotación comercial. Robar manzanas o peras a los vecinos puede tener un final más dramático que romántico. El caso de las moras es un clásico para el que hay que ir bien preparado, porque pringan lo suyo.

En cuanto a comerlas, bien lavadas a ser posible, hay que decir que además de ser dulces y casar muy bien con otros productos, como el yogur o las verduras de ensalada, aportan vitamina B, C (una taza equivale a la mitad del consumo diario recomendado), E y K, además de tener propiedades antioxidantes y colaborar a prevenir infecciones. También es buena para la piel, aporta fibra, baja el colesterol, no altera la dieta para controlar la diabetes por su bajo índice glucémico e incluso rebaja la inflamación de encías. Todos estos factores hacen de la mora un elemento importante en cualquier dieta saludable, pero hay que estar atentos a las contraindicaciones por comer más de la cuenta.

Con cuidado, mejor tomar precauciones con las moras

La lógica dice que como ocurre cualquier alimento, el consumo excesivo es perjudicial. El alto contenido en fibra de la mora hace que sean comunes los gases y el dolor estomacal si se abusa de ellas. Además, cuando se sigue en una dieta con alimentos diuréticos o se toma medicación expresa para regular la micción escasa, las moras pueden acentuar la frecuencia en la orina. También suele aparecer la diarrea cuando se va la mano con la merienda a base de moras.

Una curiosidad: cuando se habla de ‘ponerse morado’ se hace alusión a haber comido o bebido mucho de algo que te ha gustado, moras incluidas. Sin embargo, el origen de la expresión no es bueno: se atribuye a la cianosis, enfermedad derivada de la falta de oxígeno en la sangre, que presenta como síntoma externo una coloración azulada en la piel y las mucosas.

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