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Sinceridad: claves para fomentar la comunicación con los niños en tiempos de pandemia

La comunicación sincera entre los niños y los adultos, tanto en el hogar como en la escuela, es clave para detectar síntomas que nos alerten del desarrollo de un posible trastorno emocional o psicológico.

La situación actual puede provocar ansiedad por el aislamiento social e incluso muchos niños corren el riesgo de sufrir trastornos psicológicos permanentes, incluida la depresión
La situación actual puede provocar ansiedad por el aislamiento social e incluso muchos niños corren el riesgo de sufrir trastornos psicológicos permanentes, incluida la depresión
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El coronavirus ha hecho que la vuelta a las aulas este año sea más complicada de lo habitual para los niños, y no solo por el contagio de la enfermedad, sino por las circunstancias y medidas que ha supuesto este regreso a las aulas: no pueden compartir, no pueden jugar con niños que no sean de su clase, no pueden abrazarse…

Esta situación puede generar cierto estrés y ansiedad en los más pequeños, por lo que es importante comunicarse con ellos para identificar los sentimientos negativos. Para fomentar esta comunicación, y que sea de manera sincera, los expertos de la Asociación Mundial de Educadores Infantiles (AMEI-WAECE) señalan una serie de pautas muy sencillas:

  • Observar si el niño acostumbra a decir la verdad y reforzar cada ocasión con aprobaciones y alabanzas.
  • Cuando comprueben que falta a la verdad, procurar averiguar qué lo motiva a hacerlo, intentando corregirlo.
  • Es muy importante que los padres proporcionen un clima afectivo, de seguridad, aceptación y confianza donde el niño puede ser él mismo sin miedo a ser rechazado por no cumplir las expectativas de los padres.
  • Cuando se exija sinceridad, añadir el razonamiento. Aunque no haya adquirido una conciencia moral, está sentando las bases para lograrlo.
  • No hacer juicios de valor personal del niño, como llamarle mentiroso, y menos aún en presencia de otras personas. Se trata de modificar un aspecto de su comportamiento, no de cambiarlo a él como persona.
  • Nunca deben presionar al niño tratando de hacerle sentir culpable. La culpa genera sentimientos negativos que interfieren en su equilibrio emocional.
  • Los padres deben convertirse en el modelo correcto a imitar. Las pequeñas mentiras de conveniencia de los adultos son observadas e imitadas por los pequeños.
  • Responder con sinceridad a sus preguntas, sin evasivas, aunque estén relacionadas con temas que los padres desean evitar, como la sexualidad. Ocultar la verdad impide que se estimule la sinceridad.

“Los niños aún tienen dificultad para distinguir entre la realidad y su propia imaginación, por lo que los padres no deben recriminar al niño por una conducta no sincera cuando en realidad se trata de una confusión”, señalan desde la AMEI. “La falta de sinceridad puede estar motivada por un nivel bajo de autoestima y falta de seguridad en sí mismo, pero también porque quiere conseguir algo que le interesa, obtener atención, intenta evitar un castigo o siente falta de afectos y se refugio en un mundo de ficción”, añaden. La mentira también puede venir de imitar el comportamiento de las personas que son importantes para el niño.

Desde esta entidad insisten en mantener una comunicación fluida y sincera con esta nueva normalidad, ya que los cambios “pueden provocar ansiedad por el aislamiento social e incluso muchos niños corren el riesgo de sufrir trastornos psicológicos permanentes, incluida la depresión. La comunicación sincera entre los niños y los adultos, tanto en el hogar como en la escuela, es clave para detectar síntomas que nos alerten del desarrollo de un posible trastorno emocional o psicológico”, concluyen.

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