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Una práctica vital para el planeta con mucho camino por recorrer

Aunque en España se ha avanzado en materia de reciclaje en los últimos años, los datos reflejan que aún hay un notable margen de mejora, el cual pasa por un menor consumo y una gestión más eficaz.

El Complejo para el Tratamiento de los Residuos Urbanos de Zaragoza (Ctruz), ubicado en el barrio de La Cartuja Baja.
El Complejo para el Tratamiento de los Residuos Urbanos de Zaragoza (Ctruz), ubicado en el barrio de La Cartuja Baja.
Guillermo Mestre

El próximo 17 de mayo se celebra el Día Mundial del Reciclaje, una cita promovida por la Unesco y que tiene como objetivo principal concienciar a la sociedad acerca de la importancia de tratar los desechos de manera adecuada para proteger el medioambiente y evitar así contribuir al cambio climático.

En España se ha mejorado mucho desde que se comenzase a reciclar de forma extendida hace unos 20 años, una tendencia en la que los aragoneses no se quedan atrás, ya que en 2018 reciclaron 15,6 kilogramos de envases del contenedor amarillo (en línea con la media nacional) y 20,2 kilogramos de envases del azul por persona, una cifra superior al promedio del país, según señalan desde Ecoembes, entidad dedicada a la recuperación de envases. Asimismo, el hábito de separar en casa los envases destinados al contenedor amarillo y azul para su posterior reciclaje es algo cada vez más practicado entre la sociedad. Tanto es así, que estos son los más reciclados en el país, suponiendo solo el 8% de todo lo que se genera.

Sin embargo, otros datos reflejan que todavía queda mucho camino por recorrer en este sentido. Así, en 2018 se reciclaron en España el 33,5% de los residuos municipales, aún lejos del 50% marcado por la Unión Europea; y se envía a los vertederos el 53,6%, cuando el tope fijado en el Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos 2016-2022 es del 35%. Unas cifras para cuya mejora los expertos proponen medidas como incorporar de forma más extendida a los flujos los textiles y los residuos orgánicos. No obstante, otras organizaciones ponen el acento en la necesidad de consumir menos, con el fin de que se de una notable reducción de la generación de residuos, una meta para la que reclaman a las instituciones acciones efectivas en este sentido, como políticas de disminución de la producción de envases.

En cuanto a los trabajos que se llevan a cabo en Aragón, destacan los del Complejo para el Tratamiento de los Residuos Urbanos de Zaragoza (Ctruz), que recibe 950 toneladas diarias de restos que transforman en biogás, compost y material bioestabilizado, lo que les permite, entre otros logros, generar una energía eléctrica de alrededor de 19.000 megavatios-hora.

Las claves en torno a este ámbito

La crisis sanitaria mundial derivada del nuevo virus Covid-19, que mantiene en vilo y en sus casas a casi toda la población mundial después de más de un mes, ha tenido consecuencias positivas en el reciclado. Desde el inicio del Estado de Alarma en España, el pasado 14 de marzo, los ciudadanos han incrementado en un 15% el uso del contenedor amarillo para reciclar sus envases, tetra briks, plástico y metal, tal y como informan a HERALDO fuentes de Ecoembes, una organización sin ánimo de lucro que se dedica a la recuperación de envases en toda España. "Lo cierto es que este incremento no solo responde al aumento del consumo dentro de los hogares, sino que confirma la fortaleza y el compromiso ciudadano con el medioambiente, incluso en situaciones tan excepcionales como la que estamos viviendo en la actualidad", apuntan desde Ecoembes.

El objetivo de esta organización española es claro: alcanzar una sociedad 100% recicladora. "La labor de pedagogía y concienciación ciudadana es fundamental, por lo que nos esforzamos por acercar y facilitar a los ciudadanos el reciclaje con el fin de ponérselo lo más sencillo posible", indica Ecoembes.

Compromiso ciudadano

Sin el compromiso de buena parte de los españoles y el gesto de separar y depositar los envases en los contenedores amarillos y azules, el reciclaje no sería posible. Las cifras facilitadas por Ecoembes avalan esto, ya que cada español separó en el año 2018 un 12% más de envases que en el año anterior. Esto se traduce en 15,7 kilogramos de envases de plástico, latas y briks por ciudadano y 18,18 kilogramos de papel y cartón.

"Los aragoneses, en especial, no se quedan atrás, ya que en 2018 reciclaron 15,6 kilogramos de envases en el contenedor amarillo (en línea con la media nacional) y 20,2 kilogramos de envases en el azul, una cifra superior a la media del país", destaca Ecoembes.

Así, separar es cada vez un hábito más extendido en España. Sin embargo, desde la organización española de recuperación de envases señalan que para alcanzar los objetivos marcados por la Unión Europea (UE) todavía es necesario que los españoles adquieran otros flujos de reciclaje, como son los textiles, que desde la entidad cifran en el 10% de todo lo que se genera, o los residuos orgánicos (el 38%). "Aunque ya se van viendo contenedores destinados para ello, aún no están extendidos en todo el territorio", explican en Ecoembes.

Pero no hay que pararse solo en innovación y en concienciación, para que no solo se recicle, sino que también se reduzca el desmesurado consumo de envases. De hecho, numerosas organizaciones que dedican su actividad a este ámbito ponen el foco en la necesidad de consumir menos, con el fin de que se dé una notable reducción de la generación de residuos evitando el actual impacto ambiental que causan, un fin para el que reclaman a las instituciones medidas efectivas en este sentido, como políticas de disminución de la producción de envases, de impulso a la separación de materia orgánica en los domicilios o cambios considerables en la gestión de los desechos, pues recuerdan que una parte importante de los mismos aún van a parar a los vertederos. 

Según el Perfil Ambiental de España de 2018 publicado por el Ministerio para la Transición Ecológica, en el país se recicla el 33,5% de los residuos municipales, aún lejos del 50% marcado por la UE. Además, el 53,6% de estos restos tuvieron ese año como destino final el vertedero, una tasa que ha descendido un 22% desde 2010 pero que todavía se sitúa lejos del objetivo de no superar el 35% que recoge el Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos 2016-2022.

Todo ello, además, en un momento en el que los efectos del cambio climático hacen mella en el planeta, un fenómeno para cuyo combate esta práctica es fundamental. Un sondeo elaborado por Ipsos y el Foro Económico Mundial reveló este año que un 55% de los españoles ha cambiado sus hábitos de vida para luchar contra el cambio climático reciclando más y más a menudo.

Reciclaje en Zaragoza

El Complejo para el Tratamiento de Residuos Urbanos de Zaragoza (Ctruz), instalación del Ayuntamiento de la ciudad gestionada por UTE Ebro (integrada mayoritariamente por la empresa Urbaser), recibe diariamente 950 toneladas de residuos de 62 municipios de la provincia, de los cuales la mayor parte se corresponde con los contenedores de restos. "Clasificamos y recuperamos los materiales para su posterior aprovechamiento por empresas situadas dentro del círculo del reciclaje. Además, aprovechamos la materia orgánica para producir biogás, compost y material bioestabilizado y generamos energía eléctrica gracias a ese biogás, que se transforma en esta mediante su aprovechamiento en la instalación de cogeneración", explica Roberto Sandín, director del Ctruz.

Además del biogás, y tras su paso por el proceso de biometanización, la materia orgánica se transforma en material bioestabilizado que se emplea, entre otros usos, para la restauración paisajística o como elemento de estabilización de taludes en el depósito controlado de residuos. "Finalmente, recuperamos distintas fracciones de envases tanto plásticos y metálicos como de cartón, que son expedidos a los distintos recicladores homologados por Ecoembes, de manera que se puedan producir nuevas materias primas con ellos", indica Sandín.

El responsable del centro destaca que, gracias al aprovechamiento de la materia orgánica contenida en los residuos, generan cerca de 19.000 megavatios-hora, más del doble de la energía eléctrica que necesitan para mantener sus procesos. "Gracias a ello somos un exportador neto de energía a la red, generando el equivalente al consumo de 5.500 hogares al año", apunta Sandín, que agrega que debido a la energía producida en el Ctruz son capaces de evitar la emisión a la atmósfera del equivalente a 12.000 toneladas de CO2 al año.

Una de las iniciativas más relevantes que se llevan a cabo en el centro tiene que ver con la generación de combustible y otras sustancias que puedan emplearse como materias primas por los sectores industriales. Un proyecto cuyos trabajos para demostrar su funcionamiento a escala semiindustrial se están terminando y que tanto desde la empresa como del Consistorio zaragozano valoran de manera muy positiva, pues consideran que permitirá dar un salto tecnológico en el tratamiento de los residuos plásticos y desarrollar también mejoras económicas, ambientales y sociales, en consonancia con la política de economía circular de la Unión Europea y con las líneas de I+D+i del plan de innovación de Urbaser.

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