coronavirus

El Comité de Bioética de España insta a permitir la presencia de un familiar por paciente al final de la enfermedad

En un comunicado conjunto, propone mejorar el acompañamiento de los enfermos terminales para que puedan, en condiciones de seguridad para familiares y sanitarios, despedirse de sus seres queridos en esta situación de emergencia y aislamiento que ha provocado la pandemia.

Así funciona el hospital Miguel Servet en la crisis del coronavirus
Así funciona el hospital Miguel Servet en la crisis del coronavirus
Luis Correas

"La crisis generada por la pandemia de Covid-19 ha puesto a prueba a la sociedad, que está respondiendo de manera ejemplar ante una experiencia de sufrimiento que era inimaginable hace tan solo unas semanas", afirma en un comunicado el Comité de Bioética de España, que alude a la "excelencia" de los profesionales sanitarios para sostener un sistema "tensionado" día tras día, más allá de sus posibilidades. Esta situación -añaden- ha provocado infinitas muestras de solidaridad en todos los pueblos y ciudades de España, donde la mayoría de ciudadanos ha percibido esta difícil labor y ha respondido con llamativos mensajes de agradecimiento. 

Sin embargo, la pandemia ha provocado situaciones que nunca antes se habían vivido en los servicios sanitarios, derivadas del aislamiento de las personas infectadas que dictan los protocolos, lo cual, a juicio de este Comité, supone añadir a la enfermedad un factor de "desconcierto" y "desgarro familiar" ante el cual no se tenía experiencia. "Los pacientes que requieren hospitalización o están institucionalizados en residencias sufren de manera especial esta desconexión de sus seres queridos, y lo mismo ocurre con aquellos pacientes que presentan especial vulnerabilidad como son las personas con discapacidad o los menores de edad. El sufrimiento se hace especialmente lacerante cuando un paciente entra en la fase final de su vida con esta privación afectiva", advierten los expertos. 

En relación a esta cuestión, el Comité de Bioética de España ha hecho público recientemente un documento de reflexión sobre cuestiones éticas relacionadas con el Covid-19, en particular, sobre el riesgo de discriminación por edad, discapacidad o deterioro cognitivo. 

Al mismo tiempo, el Ministerio de Sanidad, varios Comités de Ética autonómicos y otras instituciones también han sacado a luz informes y recomendaciones sobre ciertas cuestiones éticas que están siendo de gran ayuda para los profesionales y los responsables de la gestión. No obstante, mediante una declaración conjunta, el Comité de Bioética estatal insta ahora a estudiar el modo de mejorar el acompañamiento ya que en las últimas semanas, lamentan, "miles de pacientes han fallecido sin sentir el afecto y la cercanía de sus seres queridos, así como sin contar con apoyo espiritual o religioso conforme a sus convicciones y creencias". 

"Las circunstancias forzadas por una infección con tan alta contagiosidad y letalidad hacen que sea imperativa la adopción de medidas muy estrictas para prevenir la transmisión de este virus", reconoce este Comité, que anima a reflexionar sobre esta cuestión para facilitar un entorno "más compasivo" en el morir de estos enfermos, lo que a su juicio también garantizaría una "verdadera" calidad asistencial. 

Del mismo modo, los expertos que forman parte de este Comité señalan que hay pacientes vulnerables que presentan unas necesidades específicas de apoyo y acompañamiento que no se están ofreciendo en todos los casos.

"Las decisiones que se adoptan en contextos tan graves como el actual, no dejan demasiado espacio para la reflexión, y ello lleva en muchas ocasiones a que aquellas se adopten sin atender a los valores en conflicto o sin considerar la alternativa de cursos de acción intermedios. Aun en tiempos tan convulsos como los que estamos viviendo, la reflexión sobre valores debe encontrar un mínimo espacio y no caer en la mera asunción de patrones de conducta que se desentienden de deberes tan esenciales en el ámbito asistencial como los de beneficencia y no maleficencia", insisten.

Más allá del esfuerzo que los profesionales sanitarios -cualquiera que sea su estatus- ya están haciendo para paliar esta carencia afectiva, este Comité de Bioética pide que se estudie el acceso de, al menos, un familiar en los momentos de despedida de un enfermo que está a punto de morir. 

"Nos consta que algunas CC. AA., así como hospitales y residencias de mayores, ya han aprobado protocolos o guías para que la persona pueda estar acompañada al final de su vida, sin poner en riesgo ni a los acompañantes ni al equipo sanitario", puntualizan. 

Las mismas fuentes equiparan la importancia de la toma periódica de las constantes vitales de un paciente adoptando las máximas medidas de protección por parte de los profesionales con el papel fundamental que tiene el acompañamiento de un ser querido en el momento de la muerte, así como el apoyo espiritual o religioso cuando lo solicite el enfermo. "Un esfuerzo -recalcan- a todas luces justificado y un acto superior de humanización". 

En ese sentido, el Comité de Bioética de España advierte de que tanto el acompañamiento como el apoyo espiritual o religioso constituyen igualmente derechos proclamados en diferentes regulaciones de derechos de los pacientes y que han cobrado especial relevancia estos últimos años dentro de los diferentes planes de humanización del sistema nacional de salud. "Como tales derechos reconocidos ya normativamente, debe procurarse siempre que su limitación no solo esté justificada ética y legalmente, sino que, además, no sea de tal intensidad que acabe, de facto, por convertirse en una absoluta privación", añaden.

A este respecto, tanto la Constitución en su artículo 53.1 como la doctrina consolidada del Tribunal Constitucional establecen que todos los derechos deben conservar, al menos, un contenido mínimo esencial, "lo que en estos tiempos no parece que se esté respetando", apostillan.

"El desconocimiento que se tiene del modo de actuar de este coronavirus está exigiendo un ejercicio de continua y diaria acomodación de los modos asistenciales a las necesidades de los enfermos, lo cual supone un reto para los responsables de la gestión de los servicios, que se está afrontando con un esfuerzo digno de reconocimiento. Pero una vez pasado el primer impacto organizativo, y tras comprobar ciertas carencias de tipo relacional, urge afrontar el desafío que supone la asistencia en situaciones especiales, como la de los menores de edad y/o personas con discapacidad, y la atención a la agonía de los pacientes en los momentos finales de su vida con la mayor calidad asistencial y humana que sea posible, de acuerdo con la filosofía de los cuidados paliativos, que incluyen criterios de atención psicoemocional, espiritual, religioso y de acompañamiento familiar, pues todos ellos contribuirán a evitar duelos patológicos y al agravamiento de las situaciones de vulnerabilidad", sentencian.

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