salud

Más de 50.000 personas fallecen en España por infarto agudo de miocardio

Unas 70.000 personas en España tiene implantado un 'stent' coronario, dispositivo que se implanta tras sufrir un infarto agudo.

El riesgo de morir por un infarto de corazón o cerebral aumenta con la edad.
El riesgo de morir por un infarto de corazón o cerebral aumenta con la edad.
Pixabay

El jefe de la unidad de Cardiología Intervencionista del Hospital Universitario La Paz de Madrid, Raúl Moreno, ha asegurado que unas 70.000 personas en España tiene implantado un 'stent' coronario como consecuencia de haber sufrido un infarto agudo.

Moreno se ha pronunciado así durante el encuentro 'Aportación de las tecnologías médicas a la Cardiología. Innovaciones tecnológicas más relevantes', organizado por la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin), en el que ha participado también el jefe de servicio de Cardiología del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, Fernando Arribas.

Cada año, más de 50.000 personas fallecen en España por un infarto agudo de miocardio, si bien muchas otras logran salvar su vida cuando se activa rápidamente el 'código infarto', disponible en todas las comunidades autónomas, y se les coloca un 'stent' coronario.

Y es que, este dispositivo reduce la mortalidad por infarto a un 4 por ciento de los casos. Además, una vez implantado existe un 95 por ciento de probabilidades de que el paciente no vuelva a sufrir un problema en la zona en la que se le ha colocado el 'stent'. "El 60 por ciento de las personas que sufre un infarto sólo tiene una arteria afectada, si bien a veces tiene más de una y ahí hay que implantarle más 'stent'", ha apostillado.

"Los nuevos materiales con los que están realizados hacen que la aparición de complicaciones sea del uno por ciento. Además, y gracias a que llevan fármacos, se reduce también el riesgo de cicatrización dentro del 'stent' y de la formación de coágulos.

Por su parte, el doctor Arribas ha destacado los beneficios que está aportando la tecnología en el manejo de las enfermedades cardiacas como, por ejemplo, los desfibriladores, marcapasos, técnicas de imagen o, incluso, los 'smartwatch'.

De hecho, prosigue, muchos dispositivos permiten realizar un diagnóstico genético del paciente, lo que ayuda a predecir cuándo y cómo se va a producir una arritmia y, por ende, tratar de forma más precoz. Sin embargo, el doctor ha recordado que aunque la tecnología aporta "mucho" al proceso médico, no es capaz de resolver el problema del conocimiento.

"La tecnología no sólo nos tiene que ayudar a detectar mejor a los pacientes, sino también a producir conocimiento. Además, nos hacen falta más datos para organizar nuestros procesos y ser más eficientes", ha zanjado el jefe de servicio de Cardiología del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, Fernando Arribas.

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