Si nos duele algo, ¿es mejor ponerse frío o calor?

La termoterapia dilata los vasos sanguíneos y facilita la circulación, mientras que la crioterapia provoca el efecto contrario.

Si se sufre un golpe practicando deporte, por ejemplo, lo más habitual es ponerse algo frío en la zona del impacto.
Si se sufre un golpe practicando deporte, por ejemplo, lo más habitual es ponerse algo frío en la zona del impacto.
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Según el 'Barómetro del dolor', encuesta realizada por la farmaceútica GSK, el 93% de los españoles ha padecido algún dolor en el último año, un 3% más que la media mundial, siendo el corporal el más habitual (por encima de el de cabeza), que puede estar provocado por alguna dolencia crónica, por una mala postura o por un golpe o lesión mientras se realizaba alguna tarea. Si bien en el primer caso conviene acudir a un médico especialista, en los otros dos, siempre y cuando no parezca muy grave, lo más habitual es recurrir a una crema que alivie el dolor o a un ibuprofeno, además de otro remedio casero muy eficaz: aplicarse frío o calor sobre la zona dolorida.

Lo cierto es que la sensación que provoca ponerse algo de hielo o una bolsa de calor ayuda a aliviar los síntomas del dolor y favorece la recuperación, siempre y cuando se use de manera correcta. ¿Sabe como hacerlo?

Cuándo ponerse calor

La termoterapia (método basado en la aplicación de calor) dilata los vasos sanguíneos y facilita la circulación, contribuyendo a una recuperación de la movilidad muscular y articular. También evita la rigidez y aumenta la elasticidad de los tejidos.

El calor alivia el dolor cuando no se produce por un golpe o traumatismo, por lo que está indicado, por ejemplo, en casos de dolor menstrual, dolores derivados de una mala postura o contracturas.

Ya sea con una esterilla de calor seco, con una bolsa de agua caliente o con un saquito de semillas o legumbres que se calienta en el microondas, conviene no aplicar calor sobre la piel a más de 58 grados, pues esta puede quemarse.

Cuándo ponerse frío

La crioterapia (método que se fundamenta en la utilización del frío), hace que los vasos sanguíneos se cierren, lo que rebaja la inflamación y alivia progresivamente el dolor.

Es muy útil si se sufre una torcedura, un esguince, un golpe o fractura o una tendinitis, por ejemplo, y también para prevenir la aparición de hematomas. En este caso, se puede aplicar una almohadilla de gel que se enfría en el congelador o con bolsas de hielo, pero nunca de manera directa sobre la piel, pues el hielo también tiene efecto abrasante.

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