La Seguridad Social no implantó el anticonceptivo Essure en Aragón

Hace un par de años sí se retiró un dispositivo a una aragonesa debido a los dolores que sufría por su causa, pero le fue colocado en otra Comunidad

Interior de un quirófano en el Hospital Clínico de Zaragoza.
Interior de un quirófano en el Hospital Clínico de Zaragoza.
Guillermo Mestre

Un método innovador, que servía de anticonceptivo sin necesidad de hormonación y sin pasar por el quirófano. Así se presentaba en España hace casi 20 años el dispositivo Essure, una espiral flexible y expansible de titanio y níquel que tan solo precisaba de unos minutos en consulta ginecológica para ser implantada en las trompas de Falopio, provocando una inflamación que bloqueaba el paso a los espermatozoides. Su eficacia, aseguraban, era del 99,3%. A día de hoy, retirado del mercado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) y con un protocolo de actuación elaborado por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) para las pacientes portadoras que refieran problemas con él, dicho anticonceptivo está en el punto de mira por las numerosas denuncias presentadas contra Bayer, la empresa que lo comercializó.

Son cientos de miles las mujeres que se implantaron el dispositivo en todo el mundo, alrededor de 80.000 en España y muchas de ellas en Andalucía, donde fue un método contraceptivo muy popular. Y ninguna en Aragón, al menos en la Seguridad Social. Así lo asegura el doctor Manuel Romero, de la Asociación Aragonesa de Obstetricia y Ginecología, quien allá por los inicios de los años 2000 acudió junto a un colega a Sabadell a recibir un cursillo sobre Essure, su implantación y sus ventajas sobre otros métodos anticonceptivos. “Me pareció un gran avance, una idea fantástica”, recuerda. A su juicio, la ausencia de anestesia, la rapidez en la colocación y la discreción del resultado final, cuando la paciente abandonaba por su propio pie la consulta después de apenas 15 minutos, sin síntomas externos de intervención ni incapacitación de ningún tipo, significaban un gran avance, pese a su precio, de más de mil euros cada una de las dos insertaciones necesarias.

Pero, con el paso del tiempo, ni él ni su colega colocaron ninguno. Tampoco otros ginecólogos de la Comunidad, al menos en la sanidad pública. “Con los métodos anticonceptivos de que disponíamos entonces, mis pacientes estaban satisfechas. Pastillas, anillos vaginales, diafragmas, dispositivos intrauterinos...”, enumera. Pero nunca le solicitaron el ahora polémico implante, ni él lo recomendó con demasiado empeño. “Y si ahora siguiera vigente, lo desaconsejaría totalmente”, añade Romero. ¿Por qué? “Considero que era un método que no estaba muy bien probado cuando se implantó, y a la larga se han demostrado sus muchos problemas para retirarlo”, afirma el doctor.

Precisamente, en Aragón sí le ha tocado quitar un dispositivo Essure a una paciente que se lo colocó en otra comunidad autónoma. La retirada se hace en quirófano, con anestesia general, y no es una operación sencilla, precisamente. A muchas de las mujeres que se lo quitaron hubo que practicarles una histerectomía, la extirpación de útero y ovarios, con los problemas y trastornos posteriores para la paciente asociados a la menopausia, en bastantes casos muy adelantada debido a la edad de la mujer en el momento de la intervención. “En el caso que operé yo hubo suerte, solo se retiraron las trompas de Falopio, porque el Essure se agarra a ellas y no es posible retirar el dispositivo sin dañar dichos órganos”, explica Romero.

Este anticonceptivo no se implanta en España desde agosto de 2017, fecha en la que la propia farmacéutica creadora, Bayer, reconoció no haber obtenido el certificado necesario para su comercialización en la Unión Europea, un documento que debía ser otorgado por la National Standards Authority of Ireland (NSAI). La empresa argumentó que “no se terminaron de cerrar las cuestiones asociadas antes de la fecha del vencimiento del marcado vigente” y defendió que su retirada del mercado europeo no tenía nada que ver con los posibles efectos adversos que sufrían sus portadoras. Por ejemplo, dolor pélvico, articular o lumbar, inflamación abdominal, hemorragias, cansancio, cefaleas, alopecia, picores y cambios en el estado de ánimo, entre otros, además de algunas alergias a los componentes metálicos del dispositivo. A 11 de septiembre de 2018, la Aemps había recibido un total de 962 notificaciones de complicaciones derivadas de su implantación. El Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social avala la guía para estas pacientes elaborada por la SEGO y en cuya elaboración han contribuido afectadas, como la Plataforma Libres de Essure y la Asociación de Afectadas por Essure. Dicha guía facilita información a las usuarias que refieran efectos adversos, proporciona las pautas de extracción con las máximas garantías de seguridad en el procedimiento de retirada y garantiza la realización de un seguimiento adecuado mediante las oportunas revisiones posteriores.

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