Silencio y salud van de la mano

Es importante establecer una rutina en la que haya momentos de relajación y, de esta manera, cuidar el equilibrio emocional.

Para que no afecte el ritmo de vida diario, un buena alternativa consiste en pararse durante unos minutos al día.
Para que no afecte el ritmo de vida diario, un buena alternativa consiste en pararse durante unos minutos al día.
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El descanso y el silencio son necesarios para gozar de una buena salud mental. El bullicio constante de la ciudad, el ritmo de vida y los ruidos cotidianos a los que se somete el ser humano producen la aparición de problemas del sueño, aumentando así el nivel de estrés, entre otras consecuencias. Pero, además, una vida sin momentos de paz y tranquilidad puede derivar en diversas situaciones que alteran el bienestar emocional.

En la actualidad, es difícil vivir sin ruidos. Seguro que, en más de una ocasión, has elevado el volumen de la televisión para evitar la sensación de soledad o al salir a correr o a andar, es probable que te acompañe tu lista de éxitos favorita. Sin darte cuenta, estos pequeños gestos pueden tener consecuencias para la salud, como que estés más irritable e, incluso, a largo plazo, que se produzcan problemas auditivos.

Los cierto es que el silencio casi absoluto produce incomodidad, pues es en esos momentos cuando aparecen las preocupaciones o se genera un sentimiento de soledad. Pero crear esas situaciones de tranquilidad debe formar parte del día a día.

La ausencia de ruidos y distracciones invita a la reflexión. Asimismo, en un ambiente relajante, el cuerpo comienza a segregar endorfinas (la hormona de la felicidad) y serotonina, lo que produce un cambio en el estado de ánimo. Además, el esfuerzo por centrarte en tus pensamientos permite que se aumente la concentración y mejoren los procesos de aprendizaje.

Es importante crear estos momentos de paz y tranquilidad a diario. Para ello, y si no estás habituado a las técnicas de meditación, se puede comenzar con unos pocos minutos al día y, conforme se va adquiriendo el hábito, ir aumentando el tiempo de las sesiones.

Al principio, lo más probable es que, aunque permanezcas en silencio, el cerebro no deje de producir pensamientos que te distraigan. Lo ideal es que progresivamente se vayan controlando mediante la concentración en la respiración o en un punto determinado, como un objeto. Lo importante es que estas sesiones se acaben convirtiendo en parte de tus hábitos de vida, ya que un buen estado de salud se refleja tanto en el cuerpo como en la mente.

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