Una joven enferma de cáncer de mama acude con fiebre al hospital. El médico de guardia que la atiende, Joaquim Bosch, observa con preocupación cómo supura el pecho afectado por el tumor. La paciente le explica que está en "tratamiento con terapias alternativas". "¿Y tu ‘terapeuta’ alternativo qué te dice de tu tumor?", pregunta el doctor. "Dice que si sale hacia fuera es bueno, porque significa que se está oxigenando", responde la enferma. Pocos días después, falleció.

El doctor Bosch contó en las redes sociales este episodio para alertar sobre la existencia de "desalmados que juegan con la vida y la salud de las personas". A este ejemplo hecho público hace unos meses se suman cientos de testimonios similares que dan medida de cómo la pseudociencia campa a sus anchas en el terreno abonado por la desesperación de los enfermos. En su telaraña caen personas de toda edad y condición. Y en el punto de mira de los embaucadores está el bolsillo de sus víctimas. Operan como las sectas: las aíslan de sus seres queridos para evitar cualquier comentario que cuestione sus decisiones y poder someterlas a su voluntad. "No reconozco a mi madre, le han lavado el cerebro", resume el hijo de una enferma de cáncer de mama.

Esta alarmante situación ha llevado a cerca de 400 médicos, científicos y universitarios a firmar la carta ‘Las pseudociencias matan’. Detrás se encuentra la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias. Los firmantes denuncian la existencia de médicos que, con el beneplácito de los colegios profesionales, practican pseudociencia, la existencia de curanderos y la ausencia de leyes que controlen la venta de productos pseudocientíficos en las farmacias y los herbolarios.

Además, los oncólogos representados en la Sociedad Española de Oncología Médica han pedido al Gobierno que desarrolle un marco legal que frene estas prácticas pseudocientíficas, en las que incluyen la homeopatía. Piden que la Administración deje de amparar "el limbo legal en el que se encuentran los charlatanes que pueden perjudicar a los pacientes y están viviendo en la más absoluta impunidad". ¿Cuántas personas que abandonan los tratamientos médicos regulados tienen que morir para tomar medidas contra estos desalmados sacacuartos?