Las urgencias médicas aumentan hasta un 50% en verano

Hongos, deshidratación, gastroenteritis, infecciones urinarias y vaginales, fracturas y esguinces entre las patologías que disparan las urgencias durante la época estival.

Desarrollan un sensor ingerible para diagnosticar hemorragias en el estómago.
Las enfermedades gastrointestinales son más frecuentes en verano

El verano supone, en la mayoría de los casos, un paréntesis en la rutina diaria y no solo en lo referente al ámbito laboral, sino también de nuestros hábitos y costumbres personales. Cambiamos nuestra alimentación, la actividad física, la sexualidad, e incluso la mentalidad y nos permitimos ciertas licencias que pueden llegar a tener consecuencias en nuestra salud. De hecho, expertos de Top Doctors aseguran que suelen experimentar un aumento del número de consultas de urgencia entre un 20% y un 50%.

Las más frecuentes

Las infecciones vaginales y urinarias son las dos patologías ginecológicas más comunes durante esta época del año. Los centros de ginecología y obstetricia pueden llegar a experimentar un incremento de hasta el 30% el número de urgencias, de las cuales en un 5% de los casos estas proceden de turistas y el 25% restante son de residentes de la localidad. Las infecciones vaginales por hongos provocan un picor molesto entre quienes las padecen así como el aumento del flujo, que suele desaparecer en cuestión de días tras aplicar un tratamiento anti-fúngidos. En el caso de las infecciones urinarias, estas provocan ganas continuas de ir al baño, evacuando poca cantidad y deben tratarse con antibióticos.

Las buenas temperaturas también invitan a salir a la calle e incrementar la actividad deportiva, lo que está directamente relacionado con un aumento del porcentaje de urgencias de traumatología de hasta el 20% durante esta época del año. Los dolores de columna, esguinces articulares y fracturas son las patologías más frecuentes, para las que los expertos recomiendan un buen calentamiento previo y estiramiento posterior.

Por otro lado, los cambios bruscos de temperatura, el contacto con el agua, el abuso vocal o los excesos en la ingesta de alcohol y comidas, hacen que las urgencias otológicas aumenten hasta un 30% durante el verano, sobre todo en las zonas de costa. De hecho, el estrés físico y psíquico al que en muchas ocasiones se ve sometido nuestro cuerpo puede propiciar la aparición de problemas vestibulares (vértigo) durante esta época del año. Además, los otorrinolaringólogos también reciben visitas de urgencia por problemas derivados de la práctica de actividades como el buceo, que puede dar lugar a baro-traumas o atotubaritis, patologías que se producen como consecuencia de una descomprensión brusca durante la ejecución de este deporte y que puede derivar en problemas graves de audición. También es frecuente el aumento de los casos de otitis como consecuencia de la práctica de la natación.

Perfiles más vulnerables

Los niños y los ancianos son perfiles especialmente vulnerables y susceptibles de contraer patologías gastrointestinales durante los meses de verano. Este tipo de enfermedades suelen ser circunstanciales y tratadas de un modo correcto, desaparecen a los pocos días sin mayores consecuencias. Aun así, el número de consultas de urgencia en centros especializados en el aparato digestivo se duplica durante el verano. Las toxiinfecciones alimentarias se producen en la mayoría de las ocasiones por la rotura de la cadena de frío en la conservación de alimentos. También son frecuentes los problemas de deshidratación. Para evitar este tipo de trastornos es aconsejable beber agua, comer con moderación y de forma variada, controlar la medicación habitual y no abusar del alcohol.

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