El estrés aumenta el riesgo de ictus en personas fumadoras

El yoga y la meditación pueden ayudar a los pacientes que han sufrido un ictus a mejorar su equilibrio y confianza.

El escáner del servicio de urgencias del Hospital Miguel Servet.
Aragón mejora la atención al ictus garantizando la accesibilidad al tratamiento
Gobierno de Aragón

El estrés es un factor desencadenante de ictus en personas que fuman, tienen colesterol, obesidad o un estilo de vida sendentario, según ha advertido la coordinadora de la Unidad de Rehabilitación Cardíaca del Hospital La Paz, Madrid, Almudena Castro.

En concreto, el 90 por ciento de los casos de ictus se podrían evitar con una adecuada prevención de factores de riesgo como la diabetes, la hipertensión arterial o el tabaquismo, según datos de la Sociedad Española de Neurología.

Por ello, "tras un ictus, es importante no caer en el sedentarismo y participar en actividades que ayuden a mejorar las habilidades y destrezas físicas que, a su vez, permitirán al paciente ganar independencia", ha señalado la especialista, quien ha añadido que "el proceso de recuperación tras un ictus puede convertirse en una oportunidad para modificar aquellos hábitos perjudiciales para la salud."

Por otra parte, la autoestima y la mentalidad positiva de la persona que ha sufrido un ictus también pueden resentirse. Por esta razón es muy recomendable realizar la recuperación del ictus junto con otras personas afectadas, ya que el trabajo en grupo ayuda a motivarse y facilita la superación del miedo al rechazo, fomentando las relaciones sociales.

Yoga, una solución tras sufrir un ictus

Xuan Lan, yogui, bloguera y profesora de la última edición de Operación Triunfo, ha recomendado el yoga como actividad física y mental después de sufrir un ictus. De hecho, según un estudio publicado en la revista médica Stroke, el yoga puede ayudar a los pacientes que han sufrido un ictus a mejorar su sentido del equilibrio y la confianza en ellos mismos.

"Durante el proceso de adaptación que viene tras un ictus, es importante acordarnos de cuidar y mimar cuerpo y mente. Ser físicamente activo contribuye al bienestar físico y mental. Pero también debemos intentar mantener una actitud positiva, acabando el día dando las gracias por algo, ya sea significativo o un detalle, ello facilita que nos acordemos de los méritos que vamos consiguiendo día a día y nos aporta satisfacción", ha explicado.

Por todo ello, la profesora ha aconsejado iniciarse en la meditación diaria, ya que permite desarrollar una capacidad y fuerza mental que mantiene la tranquilidad y permite volver a un estado de paz cuando surgen emociones negativas y desagradables como la ira, el agobio, el odio o la tristeza. El método de meditación 'mindfulness' se convierte en un estilo de vida consciente, consiguiendo que nuestra mente sea capaz de estar presente en cada momento. Esta práctica ayuda a madurar emocionalmente, a entender nuestro yo interior y a evolucionar, aceptando las circunstancias de la vida.

Así como empezar la jornada con un propósito para el día; llevar la atención, la energía y el esfuerzo a un aspecto o reto cotidiano que requiera disciplina o motivación. "Puede ser un esfuerzo físico o mental: hacer un recado, ir a un lugar, hacer una llamada, intentar algo nuevo, superar un miedo, practicar deporte o ir a caminar, encarar el día con una sonrisa hacerlo con intencionalidad y consciencia", ha especificado.

Por último, ha manifestado que se debe tener una organización para mantener una vida social, puesto que es importante "sentirse integrado, aceptado en un grupo y poder compartir una actividad de ocio o de ejercicio físico, como puede ser jugar a cartas, un club de lectura, salidas culturales, aprender un nuevo idioma en grupo, juntarse con otros que han sufrido un ictus para compartir consejos, etc".

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