"Con el coche del Salud en estos temporales no se puede salir"

Equipos de Atención Continuada del medio rural aragonés denuncian las condiciones que enfrentan en sus guardias a la altura de las carreteras.

Los médicos y enfermeros de Urgencias tienen que estar al pie de la emergencia sanitaria, sin importar horarios y desplazamientos. Pero a estos sacrificios, que van implícitos en la vocación de estos sanitarios, se suman otros que van más allá de lo profesional, como sucede en cuanto a condiciones laborales con los profesionales que trabajan en los equipos de Atención Continuada (SAC) de varias zonas rurales de Aragón.

"Con el coche del Salud en estos temporales no se puede salir. La semana pasada fueron días complicados, hubo dos días que no pude venir a trabajar porque la carretera era accesible pero con dificultades para llegar, sobre todo desde el tramo de Lécera a Muniesa, y el compañero que trabaja por las mañanas, que es de Castellote, estuvo dos días sin salir del centro. Si tenemos que salir a un aviso, tenemos un coche en condiciones lamentables. Estos días, de haber tenido una urgencia, hubiéramos ido con nuestro propio vehículo porque ese no puede salir con nieve y menos con hielo. Habría que llamar a la Guardia Civil para que nos llevaran con el todoterreno", explica Jessica Sessenden, enfermera del equipo de Atención Primaria de Muniesa, cuyo centro de salud da servicio a 12 pueblos más de la provincia turolense. El más distante se encuentra a 31 kilómetros del ambulatorio, y cuando las carreteras secundarias se ven afectadas por las heladas, recorrerlas se convierte en un peligro añadido para estos profesionales. "La médico de atención continuada que vino a trabajar el martes pasado se metió en un ventisquero llegando al centro de salud y tuvieron que ayudarla para sacarla. Por estas carreterillas con el coche que tenemos es una pena para desplazarse, y tampoco tenemos cadenas, pero esto funciona por presupuestos, y si hay siempre hay algo que toca primero", lamenta esta enfermera de Zaragoza al advertir de otra cuestión importante, las demoras que se pueden dar entre uno y otro aviso debido a los desplazamientos por carretera y las distancias entre uno y otro pueblo. "Se ha dado el caso de estar a tomar viento y tener otra urgencia en la puerta. Esto se soluciona teniendo más gente, pero también entendemos que tenerla solo por si acaso llegaría un momento en que no sabrías dónde poner el límite", confiesa.

Aun con todo, esta sanitaria del medio rural asegura que hay compañeros de otras regiones que están peor en cuanto a condiciones. Por ejemplo, en cuestión de ropa y equipamientos para salir a la carretera durante una guardia. "Nosotros pertenecemos al sector Alcañiz, y en este sentido tenemos mucha suerte, porque quitando el calzado -que no tengo más que zuecos- siempre nos mandan abrigo, chaleco y forro polar, pero tengo una compañera en Huesca que sale con su ropa y, si hay un accidente en carretera, a veces no es la más adecuada porque qué menos que un chaleco identificativo que diga quién eres. Están peleando mucho por este tema", asegura ella, que en ocasiones también ha tenido que calzarse sus botas "buenas" para no patinar en la calle a causa del hielo.

Marcelo Cobos, médico rural en Sarrión, Mora de Rubielos y Mosqueruela, relata a este respecto los inconvenientes que encuentran también en su zona en cuanto a equipamientos. En su caso, apostilla, el problema no viene por el vehículo (un Vitara que, aunque "tiene ya sus años", sí es "apropiado"), sino por el calzado que llevan. "La semana pasada estuve con un compañero que le gusta el esquí y se ha traído para las guardias su ropa vieja. Pero a mí, con zuecos, se me reían los señores de Protección Civil y el alcalde. Me pidieron hasta echar una foto con todo mojado después de ir a una masía a certificar un fallecimiento, y adonde fuimos con nuestro coche en pleno temporal no habríamos llegado", cuenta.

Con el coche del Salud en estos temporales no se puede salir

"Intentamos solucionar los problemas que van surgiendo con buena voluntad"

Además de las carreteras y los desplazamientos, las comunicaciones se convierten a menudo en otro hándicap para los profesionales del medio rural aragonés que están de guardia. "El otro día -relata Jessica- no funcionaba el teléfono y en el centro de salud tenemos un móvil que en el momento en que lo desenchufas se apaga. Tuve que llamar al 061 y dejar mi móvil personal para que si pasaba algo me localizaran ahí. Siempre estamos poniendo buena voluntad e intentamos solucionar así los problemas que van surgiendo", afirma con una sonrisa.

Por su parte, el doctor Cobos, quien además de hacer guardias y pasar consulta en el ambulatorio está cubriendo el puesto de pediatría en Mora, Sarrión y Mosqueruela, asegura que harían falta más incentivos para cubrir estas plazas "que nadie quiere y se quedan vacías" por la negativa de la gente a dejar la ciudad. La suya -reconoce- es "la peor de todas" por la lejanía. En su caso, que vive en Teruel, cada semana hace 600 kilómetros con su vehículo propio (el Vitara del Salud está para las guardias), y eso es algo -confiesa- que nadie les reconoce, a excepción de una parte importante del sistema. "El paciente de acá es muy agradecido porque se da cuenta de que hay cada vez menos población en los pueblos; y lo que percibo por mi experiencia es que la gente está realmente satisfecha cuando vienes con el servicio que les das, pero tenemos esas limitaciones", concluye este médico de Mosqueruela.

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