Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Año 3 de la década D de la guerra contra el cáncer

Como cada 4 de febrero desde 2015, el investigador aragonés Alberto Jiménez Schuhmacher ofrece su peculiar parte de la respuesta científica frente al cáncer, en el Día Mundial contra la enfermedad.

El análisis detecta los niveles de azúcares producidos por células de cáncer de páncreas.
Investigar es vital para atajar el cáncer.
Freepik

El presidente Richard Nixon declaró la Guerra contra el Cáncer en 1971 con el objetivo de encontrar una cura al final de esa década. Pretendía emular la promesa de Kennedy que llevó al hombre a la Luna a finales de los 60. Subir a la Luna fue fácil porque se disponía del conocimiento necesario. Sin embargo, hemos tardado más de 40 años en cimentar el conocimiento, y en desarrollar la tecnología necesaria, para plantar cara al cáncer. Hace tan solo unos años los científicos sentimos que confluían muchos avances científicos y tecnológicos y que, finalmente, podíamos empezar a ganar batallas. Entrábamos en la “década D” de esta guerra.

Una imagen puede cambiar el trascurso de una guerra. Todos recordamos a esa niña desnuda huyendo de una nube de humo de napalm durante la Guerra de Vietnam. La guerra contra el cáncer está llena de imágenes. El pasado julio, Emily Whitehead, una niña de 12 años, irrumpió en una sesión de la Agencia Americana del Medicamento en la que se debatía si aprobar un nuevo tratamiento. Este fármaco era muy prometedor pero podía tener fuertes efectos secundarios, aún no del todo controlados. Se acercó al conferenciante, le acarició la espalda y este rompió a llorar. Emily había recibido 5 años antes un tratamiento de células T con receptores quiméricos antigénicos (CAR-T) frente a su cáncer. El hombre que hablaba era su padre. Tom pedía al panel que aprobara ese tratamiento que consiste en sacar linfocitos -los policías del cuerpo- de una muestra de sangre, armarlos mediante ingeniería genética y reintroducirlos en un paciente para que ataquen al tumor. El panel de evaluación tenía muchas dudas porque incluso la pequeña Emily sufrió una reacción inmunológica que pudo causarle la muerte. Influidos por el testimonio vital de la pequeña Emily, el panel aprobó el uso de esta terapia para niños y jóvenes frente a la leucemia linfoblástica aguda. Meses más tarde aprobaron este tratamiento para linfomas no-Hodgkin, convirtiendo 2017 en un año histórico en la lucha contra el cáncer.

Este ha sido un gran año. Se han aprobado 9 nuevas terapias frente al cáncer y se ha  ampliado el uso de otras 8. Seguimos profundizando en el conocimiento de la biología del cáncer en todas sus etapas. Estamos descubriendo cómo funciona el sistema inmune frente al cáncer, interceptando los diálogos moleculares implicados y manipulándolos para usarlos como nuevas terapias: las inmunoterapias. Aunque no funcionan en todos los pacientes, cuando lo hacen, el beneficio es asombroso. Comenzamos a poder identificar con biomarcadores a aquellos pacientes que pueden beneficiarse de estos novedosos tratamientos.  Al principio se pensaba que solo servirían para tratar algunos casos de melanoma pero los tipos de cáncer que parecen beneficiarse de las inmunoterapias siguen aumentando.

Las mejoras en las técnicas de secuenciación del ADN y su abaratamiento hacen que podamos detectar y analizar ADN liberado por un tumor en una muestra de sangre. Lo llamamos biopsia líquida. Explotando esta técnica se están desarrollando varios test genéticos que prometen ser más sensibles que una mamografía o una colonoscopia, y que pueden abordar el análisis e identificación de muchísimos tumores en un análisis rutinario de sangre. Están ahí, a la vuelta de la esquina.

Estas nuevas tecnologías de análisis de ADN, y el conocimiento íntimo de las mutaciones en el ADN presentes en los tumores, han permitido una nueva forma de ensayos clínicos que nacieron hace solo dos años y ya han cumplido su promesa. Un “ensayo en cesto”, puede reemplazar hasta a 40 ensayos de los tradicionales, acelerando los descubrimientos y abaratando los costes. Estos ensayos agrupan a los pacientes en función del función de las alteraciones encontradas en su genoma  y no por el tipo de cáncer (pulmón, mama, colon…) como se hace tradicionalmente. Esto permite analizar más tipos de tumores que de otra manera no se harían por su baja frecuencia. El primer tipo de cáncer beneficiado ha sido la histiocitosis, un cáncer muy raro de la sangre que causa daños en órganos vitales como el corazón, los pulmones o el cerebro. Se estima que hay menos de mil personas en el mundo afectadas por esta enfermedad. Gracias a esta nueva forma de hacer ensayos se ha encontrado un fármaco, que se usa en melanoma, que va a beneficiarles. Con estos ensayos se ha abierto la vía a autorizar terapias para tumores que hasta ahora no tienen tratamiento.

La medicina personalizada o de precisión, la biopsia líquida y las nuevas inmunoterapias van a requerir un cambio en la asistencia clínica hacia la que debemos ir preparándonos. Ahora que hemos acumulado el conocimiento, ahora que sabemos cómo hacer terapias contra el cáncer, es el momento de multiplicar la inversión en investigación oncológica. Los americanos ya lo han hecho, aquí seguimos disminuyendo la inversión. Podemos ser parte de esta guerra o pagar la reconstrucción. Ramón y Cajal ya advertía hace más de un siglo que “pagaremos su peso en oro todo aquello que no inventemos”. Lo que descubramos se aplicará primero en pacientes españoles. Se debe buscar la fórmula para que lo descubierto aquí, gracias al dinero público, se aplique aquí sin costes adicionales.

El precio de alguna de estas terapias, como las células CAR-T, que superan el medio millón de dólares, va a plantear muchos dilemas. ¿Cuánto nos costaría aplicar linfocitos CAR-T en pacientes si lo hubiésemos descubierto en una universidad española con fondos públicos? El coste es elevadísimo, ¿podrá asumirlo la seguridad social? Pero, ¿cuál es el coste de no usarlas?

* Alberto Jiménez Schuhmacher dirige el Laboratorio de Oncología Molecular del Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón (IIS).

Partes de la guerra contra el cáncer:

En la década D de la guerra contra el cáncer

Año 1 de la década D de la guerra contra el cáncer

Año 2 de la década D de la guerra conta el cáncer

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