Vivimos en el siglo del culto y el cuidado al cuerpo, y la mayoría conocemos mil hábitos saludables y otros tantos trucos de belleza que aplicamos día a día para conseguir acercarnos a unos estándares pautados que nos hagan sentir bien por dentro y fuera. Sin embargo, no todos son ciertos y otros que sí lo son pasan totalmente desapercibidos, como por ejemplo, la importancia de no secarse al salir de la ducha para echarse crema hidrantante o los peligros que conlleva hacerse un turbante con la toalla con el pelo mojado.

¿Conocías alguna de estas curiosidades?

No, beber agua en las comidas no engorda, aunque más de uno haya escuchado alguna vez a su abuela decirlo. Según la investigadora del Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón (ISS Aragón), la doctora Rocío Mateo, "el agua es un excelente acompañante en las comidas y, no solo no engorda (ya que el agua tiene 0 calorías), si no todo lo contrario: aumenta la saciedad y nos ayuda incluso a comer menos", aclara. No cambiar de desodorante es una de las cosas que muchos hacen mal cuando se duchan. Las bacterias causantes del mal olor se vuelven resistentes con el tiempo a un producto, por eso recomiendan cambiar cada seis meses de desodorante y fragancia para evitarlo. Los ojos marrones en mujeres y azules en hombres son, según un estudio de la Universidad de Kent, uno de los rasgos de la cara que certifican que eres guapo. Para realizarlo, los investigadores de la Universidad de Kent realizaron más de un centenar de entrevistas con el objetivo de averiguar qué parámetros tenía en cuenta la sociedad a la hora de determinar físicamente si una persona era guapa o no. Para cada dolor de espalda hay un estilo de natación idóneo. Tal y como aseguran los expertos, si sufres de cervicales lo mejor es incorporarse al estilo crol o a braza; para las personas que padezcan hipercifosis dorsal recomiendan nadar a crol con la cabeza fuera; en caso de patología lumbar aconsejan nadar a crol con la cabeza dentro, y en caso de hiperlordosis, realizar todos los ejercicios de espalda y braza vertical. Los dedos de la mano revelan si una persona es infiel o no, o al menos, eso dicen los científicos participantes en una investigación llevada a cabo por el profesor Robin Dunbar, del Departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Oxford, y el profesor John Manning, de la Universidad de Northumbria. Ha quedado demostrado según ambos científicos que las infidelidades no entienden de sexos, sino del tamaño de los dedos: cuanto más corto es el índice en relación con el dedo anular, más promiscuidad en la etapa adulta.Ir al suplemento de salud