La dieta mediterránea es una de las más saludables que existen a nivel mundial. No requiere de excesivos esfuerzos ni de una gran fuerza de voluntad para dejar de comer ciertos alimentos. Solo hay que conocer cuáles comer y con qué frecuencia para que sean beneficiosos para el cuerpo. Algunas de las ventajas que consiguen las personas fieles a este modelo nutricional, es que tienen menor riesgo de ataques al corazón e ictus en pacientes cardiacos y mejoran su memoria. La dieta mediterránea es beneficiosa incluso para los más pequeños, en los que ayuda a disminuir el sobrepeso. A continuación, cinco alimentos básicos y sus indicaciones para cuidarse y disfrutar a la vez: El aceite de oliva, oro líquido: emplear este aceite como principal grasa de adición. Es una producto rico en vitamina E, beta-carotenos y ácidos grasos por lo que contribuye a la correcta salud cardiovascular. En España, la producción de este alimento es muy grande y es un indispensable en las cocinas para aportar un sabor único. Debería tomarse a diario una cucharada sopera de aceite de oliva en crudo.

Frutas y verduras, la regla de las 5 piezas: las verduras, hortalizas y frutas son la mayor fuente de vitaminas, fibra y minerales. Además, aporta abundante cantidad de agua. Su consumo diario debería rondar las 5 raciones, lo que corresponde a 140 gramos de fruta y 180 de verdura aproximadamente. Ayudan a prevenir enfermedades cardiovasculares. Cereales, carbohidratos a diario: el pan y los alimentos procedentes de cereales (pasta, arroz, y los productos integrales) son productos esenciales en la vida diaria porque, gracias a sus carbohidratos, aportan la energía suficiente para soportar todas las actividades diarias. Al día, los expertos recomiendan tomar entre 20 y 30 gramos de pan, y 70 y 80 de pasta o arroz. Productos lácteos, indispensables en la dieta: estos productos son fuentes de proteínas, minerales y vitaminas. Los mejores para consumir a diario son quesos y yogurt, asociados a beneficios de la salud gracias a los microorganismos vivos que contienen capaces de mejorar el equilibrio de la microflora intestinal. Pescado abundante: el pescado azul debería consumirse una o dos veces por semana como mínimo. Sus grasas ayudan frente a las enfermedades cardiovasculares. La carne roja debería consumirse en cantidades pequeñas: la roja com parte de guisos y las procesados como ingredientes de bocadillos.