La dieta japonesa, tan saludable como la mediterránea

Un estudio de los hábitos de 80.000 nipones apunta a que su alimentación es la responsable de su elevada esperanza de vida.

Preponderancia de arroz, pan y pasta, bien acompañado de verduras, es esencial en el marco de la dieta japonesa, que incluye también cantidades moderadas de carne y pescado.
La dieta japonesa, tan saludable como la mediterránea
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Nadie vive más que los japoneses. Según los últimos datos, sus mujeres alcanzan de media los 87 años y sus hombres no se quedan muy atrás. Según un estudio que se publica este miércoles en la revista 'British Medical Journal' (BMJ), la dieta del país nipón -junto a una cobertura sanitaria universal de calidad- es un elemento fundamental en conseguir esta longevidad de récord. Y cuanto con más ahinco se sigue, más lejos llegan.


En 2005, el Ministerio de Salud Pública japonés publicó una guía, denominada 'La Peonza' por su forma de pirámide invertida, con recomendaciones nutricionales para su población. En ella adaptan a los alimentos predilectos de Japón los consejos habituales de otras pirámides alimentarias. Preponderancia de arroz, pan y pasta, bien acompañado de verduras, cantidades moderadas de carne, pescado y soja, todo combinado con un poco de fruta y otro tanto de leche. En total, 2.000 calorías diarias para mujeres sedentarias, 2.400 para mujeres activas u hombres sedentarios y hasta 2.800 para hombres activos. Los dulces y otros aperitivos recomiendan que sean apenas una excepción ocasional.


Tras una década con 'La Peonza' publicada, un grupo de investigadores decidió comprobar qué efectos sobre la salud tiene seguirla. Y cuánto viven en promedio los que comen según sus principios en comparación con los que no se atienen a ella. Sus resultados, basados en un análisis de una década sobre más de 80.000 japoneses, son bastante claros: "Las personas que más se ajustaron a las recomendaciones de la guía mostraron un riesgo de muerte menor sea cual sea la causa de fallecimiento que se elija", indica el trabajo. Su tasa de mortalidad, estiman, es de un 15% menos.


"Esta reducción en la tasa de mortalidad se debe, sobre todo, a una reducción en el riesgo de fallecer a causa de un accidente cerebrovascular", afirman los autores del trabajo.


Cuando compararon los riesgos de muerte entre los que llevan una dieta más ajustada a la guía y los que menos la siguen, las diferencias son máximas. La tasa anual de infartos de miocardio o de accidentes cerebrovasculares en el primer grupo es de la mitad que en el último grupo. También encontraron una proporción similar en los fallecimientos por cáncer.


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