El consumo de somníferos y ansiolíticos ha aumentado un 57% en doce años

Un informe de la OCU señala que la ingesta de benzodiacepinas en España es de los más elevados de Europa.

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La OCU advierte que el consumo en España de benzodiacepinas, familia de medicamentos a los somníferos y los ansiolíticos es de los más elevados de Europa (más de cuatro veces el de Alemania o Reino Unido) e incluso superior al de Estados Unidos. Según un informe del Ministerio de Sanidad, el consumo en nuestro país se ha incrementado un 57,4% en 12 años y sigue creciendo sin freno.


Existen 35 benzodiazepinas diferentes, pero farmacológicamente son muy parecidas. Los ansiolíticos más utilizados en España son el lorazepam, conocido como Orfidal, y el alprazolam, conocido como Trankimazin. Entre los hipnóticos o somníferos el más utilizado en nuestro país es el lormatazepam, más conocido como Noctamid. Estos medicamentos no deben tomarse a la ligera. Pasadas unas cuatro semanas de tratamiento conviene empezar a dejarlas, ya que en seguida crean dependencia (si se dejan de tomar, aparecen síntomas de abstinencia); y además, crean tolerancia, lo que implica que a la misma dosis el efecto terapéutico va disminuyendo. OCU previene a los consumidores ante la fácil circulación en nuestra sociedad de este tipo de medicamentos.


A pesar de que los efectos adversos son bien conocidos y todas las recomendaciones médicas van hacia la reducción su consumo, este no deja de crecer. OCU recuerda que el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías señala Europa como el territorio con el consumo medio más elevado del mundo. Dentro de Europa, España es uno de los países a la cabeza de este crecimiento. Según el Ministerio de Sanidad, el consumo en nuestro país se ha incrementado un 57,4% en 12 años.


Estos medicamentos pueden producir deterioro cognitivo, efectos psicomotores que se traducen en menos habilidad para conducir y comportamientos desinhibidos o impulsivos, entre otros efectos. El alcohol siempre acrecienta estos riesgos. Es de destacar, asimismo, la especial vulnerabilidad de los ancianos: es mejor que no las tomen, ya que los beneficios asociados al uso de hipnóticos son marginales y no compensan el aumento de riesgo de caídas y fracturas, en especial durante las dos primeras semanas de tratamiento.


OCU reitera que en muchos casos las pastillas no son la solución. No obstante, a pesar de que a los médicos de atención primaria se les indica que reduzcan la prescripción de benzodiazepinas, no se les dan herramientas para tratar el problema de base. A modo de ejemplo, en la Comunidad de Madrid hay tan solo 4 psicólogos por cada 100.000 habitantes, frente a una media de 18 en Europa y de 80 en Suecia. La guía para el manejo de pacientes con trastornos de ansiedad en atención primaria del Ministerio de Sanidad recomienda el tratamiento con terapia psicológica. OCU considera la psicoterapia debería ser la primera opción para tratar la ansiedad y que los esfuerzos deberían centrarse en terapias cognitivo conductas aplicadas desde la atención primaria.


Finalmente, se señala que el gasto es este tipo de medicamentos es muy importante. En 2010 se gastaron 750 millones en benzodiazepinas; pero los gastos son mayores si se tienen en cuenta los derivados de bajas laborales o incapacidades permanentes por depresión o ansiedad. También habría que añadir los costes sanitarios por caídas, accidentes de tráfico y similares, derivados de los efectos perniciosos de estos medicamentos.

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