Ni el perfume más caro de Chanel ni las rosas más aromáticas del jardín son capaces de hacer sombra al hedonismo de un ajo. Al menos así se desprende de un estudio reciente realizado por investigadores de la Universidad de Stirling (Escocia) y de la Universidad de Charles (República Checa) que revela propiedades hasta ahora desconocidas de este popular ingrediente de la cocina tradicional.

El hasta ahora enemigo del aliento, y aunque no esté probado, también de los vampiros, se posiciona ahora como un condimento cuyo consumo es capaz de tener un poderoso "efecto positivo en las relaciones íntimas". 

"Probamos el efecto del consumo de ajo en la calidad del olor axilar con un total de 42 donantes de olor masculino", detallan los investigadores en un avance publicado del ensayo. Antes de recoger las muestras, se dividió a los participantes en tres grupos: uno comió el ajo crudo; otro lo tomó en cápsulas; y el último, no ingirió este condimento. Una semana después se "reclutó" a 82 mujeres para que juzgaran su olor, su simpatía, su atractivo y su masculinidad.

"Encontramos diferencias significativas en las calificaciones de este ensayo con respecto a estudios anteriores", afirman los científicos. Así pues, los resultados concluyen que el olor de los donantes que consumieron más dientes de ajo fue valorado por ellas como mucho más agradable, atractivo y menos intenso que el de aquellos que consumieron menos dosis o directamente no ingirieron este alimento. "Nuestros resultados indican que el consumo de ajo puede tener efectos positivos sobre el hedonismo del olor corporal percibido, tal vez debido a sus beneficiosos efectos sobre la salud", concluyen los investigadores tras aludir a las ya conocidas propiedades antioxidantes del ajo y la poderosa actividad antimicrobiana que genera el consumo de este condimento cuya reputación olorosa, hasta ahora, no es que tenga muy buena fama.

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