"Cerrar nuestras fronteras y 'autoprotegernos' no sirve para casi nada frente al ébola"

El director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias informa de la situación que vive la lucha global contra el ébola tras el caso de la enfermera británica.

El epidemiólogo zaragozano Fernando Simón, director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad.
El epidemiólogo zaragozano Fernando Simón, en su visita a la Real Academia de Medicina de Zaragoza el pasado mes de noviembre.
Aránzazu Navarro

La epidemia de ébola que mantuvo en vilo al mundo entero hace más de un año sigue dando muestras de que no se puede bajar la guardia, ni dentro ni fuera de África. "Cerrar nuestras fronteras y autoprotegernos no sirve para casi nada. Hay que cambiar el chip, colaborar y ayudar para solucionar los problemas allá donde se producen", afirma el epidemiólogo zaragozano Fernando Simón, director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de España.


El último caso que ha despertado la atención mediática global es el de la enfermera británica Pauline Cafferkey, quien permanece aislada en el hospital Royal Free de Londres tras serle detectado el virus un año después de haber sido dada de alta. Simón hace hincapié en la "excepcionalidad" de estos casos, cuya capacidad de contagio -subraya- es "baja".-Tras el descubrimiento de dos posibles remanentes del virus en sendos supervivientes del ébola (un ciudadano estadounidense y la enfermera británica), ¿en qué situación diría que se encuentra ahora mismo la epidemia y dónde deben centrarse los esfuerzos por erradicar el virus?

-Ahora mismo, además del caso de la paciente británica, solo tenemos dos casos en Guinea y 150 contactos en seguimiento. El esfuerzo tiene que centrarse en asegurar -con medidas de salud pública- que todos los contactos de esos casos que se identifican tienen un seguimiento correcto. Y hoy por hoy, aunque todavía quedan muchas cosas por aprender en esta lucha, el conocimiento que tenemos sobre el ébola es suficiente para controlar el problema.-¿Cómo se explica, desde un punto de vista científico, que un año después de "superar" la enfermedad, un paciente de ébola vuelva a experimentar una recaída?

-Esta epidemia tiene muchas cosas nuevas respecto a las anteriores. La enfermedad es la misma, pero cada pandemia es diferente, entre otras cosas, por la magnitud de esta última: han sido cerca de 29.000 casos, en comparación con los 2.000 de la anterior. Ahora estamos identificando aspectos relacionados con el ébola que hasta esta epidemia eran imposibles de valorar, como la existencia de posibles remanentes. Estamos en conversaciones con los servicios de salud pública ingleses, y tenemos también toda la información del caso americano, y por lo pronto sabemos que estos remanentes del virus del ébola se han detectado en pacientes que tuvieron una carga viral muy alta durante el periodo de infección. Así, se sabe que en casos muy esporádicos (dos de los 29.000), una vez recuperados de la enfermedad -con hemocultivos negativos-, el virus se ha mantenido protegido en lo que se denominan 'espacios privilegiados', como el semen o el humor vítreo del ojo.-¿Cuál es el riesgo de contagio en estos casos?

-Son situaciones muy excepcionales, hablamos de dos casos particulares en los que hubo concentraciones de virus muy altas. En el caso americano, por ejemplo, la única posibilidad de contagio se daba si se entraba en contacto con el humor vítreo del ojo, algo que solo sucedería en una operación oftalmológica y que pondría, por tanto, únicamente en riesgo al cirujano que la realizara. En definitiva, el riesgo de transmisión en estos casos es muy bajo porque el virus se identifica normalmente en zonas que no producen secreción al exterior. No podemos decir que el riesgo sea cero, porque en Medicina es difícil de plantear, pero sí que es muy pequeño. De hecho, salvo los familiares y los sanitarios que los atienden, el resto de la población está exenta de riesgos.-¿Se contempla que se pueda dar la misma situación en España, con el caso de la auxiliar Teresa Romero?

-La existencia de estos remanentes nos puede generar alguna duda; está claro que no podemos tener la certeza absoluta de que no pueda pasar, pero lo cierto es que nuestro caso español (Teresa Romero) lleva ya un año dado de alta, con un estado de salud perfecto. En nuestro caso, además, no se le dio de alta hasta que se confirmó que ningún fluido -aparte de la sangre- presentaba rasgos del virus. Aunque no podemos garantizarlo al 100%, tenemos mucha confianza en que en el caso que nos ocupa es muy poco probable que pueda desencadenar una situación similar a la vivida en Reino Unido. Para la salud pública y la población en general, el caso inglés no supone a priori ningún riesgo de importancia para la salud pública.-Un año después de la llegada del ébola a España, ¿qué gran lección diría que nos ha dado esta epidemia?

-Lo que nos ha enseñado es que el nuevo reglamento sanitario internacional es una herramienta fundamental para el control de estas emergencias sanitarias globales. Hay que cambiar el chip y saber que las fronteras ya no existen. Cerrar nuestras fronteras y 'autoprotegernos' no sirve para casi nada. Lo que hay que hacer es colaborar y ayudar para solucionar los problemas allá donde se producen. Si no, no conseguiremos el impacto real que se necesita para mejorar la salud pública a nivel global. Esto ahora nos lo estamos aplicando todos y nos ha ayudado a que esa propuesta de reglamento sanitario internacional se empiece a hacer realidad.-A pesar del reglamento, vemos que en algunos países -y ante determinadas situaciones- la realidad es otra... ¿Qué opina del cierre de fronteras?

-El cierre de fronteras se debería evitar siempre que fuera posible porque conlleva el hundimiento económico de un país y junto a este viene el hundimiento sanitario. Lo más que puedes hacer con medidas de este tipo es retrasar marginalmente la llegada de los problemas, pero nada más. Se ha demostrado que si algo o alguien quiere salir de un sitio y llegar a otro lo va a hacer. Hemos tenido ejemplos con multitud de enfermedades como la gripe porcina o el SARS. Si el reglamento internacional se desarrolló y se firmó fue porque epidemia internacional tras epidemia internacional quedaba claro que la versión anterior del reglamento, en la que cada uno se autoprotegía a sí mismo, servía de muy poco. Si no estamos todos al unísono, cada uno aportando la parte que le corresponde, no conseguiremos funcionar como hay que funcionar.


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