"Soy Ana, tengo esquizofrenia y no soy una discapacitada"

Catorce personas con esquizofrenia cuentan en un documental cómo han recuperado las riendas de su vida conviviendo con la enfermedad.

Una imagen del documental 'Di_capacitados', candidato a la preselección de los Premios Goya 2016.
Una imagen del documental 'Di_capacitados', candidato a la preselección de los Premios Goya 2016.

Ana, de 38 años, es una de las protagonistas del documental 'Di_capacitados', la historia de 14 personas con esquizofrenia que han recuperado las riendas de su vida y que conviven con esta patología como con cualquier otra enfermedad crónica. "No somos discapacitados", dicen alto y claro.


Ana es una de las personas que se han prestado para contar su experiencia personal y animar a otros enfermos a construir una vida que previamente se había visto alterada e interrumpida por esta enfermedad", que es "el paradigma del transtorno mental", según Jerónimo Saiz, jefe de servicio de Psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal (Madrid).


En "#Di_capacitados: Un viaje por el camino de la recuperación en salud mental", los catorce enfermos reivindican sus capacidades, su ilusión y la felicidad con la que pueden afrontar su vida. Son capaces de contar su experiencia, de convivir con esta enfermedad y de desarrollar una vida plena, familiar, social o laboral.


Con sus palabras se puede ver palpablemente cómo la esquizofrenia no es una enfermedad a la que uno no se pueda llegar a sobreponer. "La recuperación es posible y eso hay que trasladarlo a la sociedad", insiste Saiz, en la antesala del Día Mundial de la Salud Mental.


Pero las personas que la padecen sufren durante el camino de la recuperación no solo síntomas, sino también el estigma que "es un prejuicio", subraya el doctor Julio Zarco, director general de Coordinación de la Atención al Ciudadano y Humanización de la Asistencia Sanitaria, de la Consejería de Sanidad de Madrid.


El estigma que rodea a esta enfermedad mental grave es "que el paciente no se cura, que es impredecible, que puede ser violenta, que en cierta medida es responsable de lo que le pasa", pero estas consideraciones, según Saiz, se alejan por completo a la realidad.


Por eso, según los expertos, hay que hacer mucha pedagogía con el fin de que no se traslade después a las dificultades con las que se encuentran las enfermos.

Por ejemplo, problemas a la hora de encontrar trabajo: solo el 15% está trabajando y tardan mucho más en incorporarse al mercado laboral y a la búsqueda activa de empleo.


Solo un 35% está buscando empleo y en buena medida se debe a que se avanza primero en la parte sanitaria, pero no se ayuda de forma paralela al enfermo a la hora de conseguir su proyecto de vida.


Desde que se manifiesta la enfermedad hasta que comienzan a buscar empleo transcurren una media de ocho años, según Maribel Rodríguez, presidenta de la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental.


En España padecen esquizofrenia cerca de medio millón de personas en España, aunque la mitad de ellas no recibe el tratamiento adecuado. Comienza en edades juveniles, entre los 15 y 30 años, y en la mayoría de los casos da la cara a lo largo de la vida con distintas manifestaciones.


La esquizofrenia se trata con medicamentos que son capaces de reducir sus síntomas y en los últimos años se ha producido un progreso notable en la adherencia a los tratamientos farmacológicos.


El enfermo puede sufrir síntomas agudos, que se vienen a llamar positivos: son espectaculares, tienen que ver con un trastorno de las funciones mentales, la perdida de contacto con la realidad, delirios, alucinaciones, desorganización del pensamiento, del lenguaje y muchas veces de conducta.


Los síntomas negativos están relacionados con el comportamiento afectivo, con una dificultad para relacionarse, falta de sentido práctico, abandono en actividades básicas como el autocuidado.


En sus testimonios lo cuentan, pero también relatan cómo han sido capaces de llevar una vida normalizada porque "la recuperación en salud mental es posible", según los doctores.


"Cuando me lo diagnosticaron -dice unos de los enfermos- se me cayó el mundo encima porque no pensaba que pudiera llegar hasta donde llego ahora. No es todo bonito porque a veces te levantas y te aturullas, pero no creo que sea la única. Le pasa a mucha gente. A veces puedes tener ansiedad o nervios... como todo el mundo". 


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