​"Hay que tomarse la dieta como si fuera un medio de vida"

Azucena Marcuello, de 57 años, es una de las voluntarias que participó en el estudio de dietética del Servet. Perdió más de 12 kilos en seis meses.

Firma de ejemplares del libro 'Pon proteína en tu mesa', en la plaza de Aragón de Zaragoza.
Firma de ejemplares del libro 'Pon proteína en tu mesa', en la plaza de Aragón de Zaragoza.
Laura Uranga

La zaragozana Azucena Marcuello estaba ya cansada de hacer dietas e ir de consulta en consulta para perder peso cuando de pronto se enteró por la prensa de que el hospital Miguel Servet de Zaragoza buscaba voluntarias para un estudio de adelgazamiento. 


"Había seguido muchísimas dietas y siempre, en cuanto las dejaba, cogía peso... Al final entras en una dinámica que supone estar toda tu vida a dieta para seguir descontenta con el peso", confiesa esta mujer, de 57 años.


Cuando empezó el estudio, pesaba 89 kilos y ahora se mantiene en 77. "En seis meses -cuenta- he perdido más de 12", pero lo importante -subraya- es que ha notado un cambio en su alimentación que le permite mantener ahora un estilo de vida "saludable", sin sufrir el llamado efecto-rebote por culpa de una dieta estricta y poco equilibrada.


"Antes me daban pastillas para perder líquidos, pastillas para perder grasas... yo no quería tomar nada. Quería una dieta que incluyera esto: alimentación y ejercicio", defiende ella.


De hecho, desde el primer momento el ejercicio físico fue una de las prescripciones hechas por los investigadores de este estudio del Servet para todas las voluntarias que participaron en él. "El ejercicio es esencial si se quiere mantener un peso saludable y es una forma de compensar la pérdida de masa muscular en combinación con esta dieta hiperproteica", explica el catedrático y jefe de la Unidad Clínica y de Investigación en Lípidos y Aterosclerosis, Fernando Civeira.

Más ejercicio y menos calorías

Gracias al estudio, Azucena Marcuello y otras 65 voluntarias que siguieron un plan nutricional establecido por especialistas lograron perder más de un 10% de su peso en seis meses así como un porcentaje todavía mayor de grasa corporal.


"Los primeros meses fue más rápido porque tenía más sobrepeso e influyó el cambio de hacer más ejercicio y comer menos cantidad de comida", relata esta voluntaria, quien asegura que pese a diversas "incidencias" que tuvo en el transcurso de la dieta, la pérdida de peso se mantuvo a lo largo de todo el seguimiento realizado en la consulta del Hospital Miguel Servet. "Al poco de empezar, nos fuimos de vacaciones a un hotel y lo que hacía era tomar un buen desayuno y controlarme más la comida y la cena con el plan que me habían dado. Andaba siete u ocho kilómetros diarios a paso rápido hasta que dejé de hacer ejercicio 15 o 20 días por una tendinitis", explica.


Ahora se muestra satisfecha porque, pese al tiempo transcurrido desde la finalización del estudio, se mantiene en su peso y no ha engordado, por lo que se permite darse algún que otro caprichillo de vez en cuando: "Ahora si me apetece un día un huevo frito, me lo como y no pasa nada. Luego hago una cena más ligera y ya está. Sin obsesionarse", declara. Su consejo: "tomarse las dietas no como una obligación, sino como un medio de vida" para demostrar que con ejercicio y dieta sana -si puede ser pautada- es posible combatir una patología que va en aumento, y que según los datos recogidos en el estudio, muestra una frecuencia del 22,9% en España (un 24,4% de obesidad, en hombres; y un 21,4%, en mujeres).


Las recetas con ternasco y otros productos realizadas por esta y otras voluntarias del estudio aparecen recogidas en el libro presentado este martes en la Universidad de Zaragoza, que se puede adquirir estos días por 14 euros en la Feria del Libro de la capital aragonesa. Los autores del estudio firmarán en ella ejemplares el próximo sábado, de 19.00 a 21.30. Los beneficios que se obtengan de la venta se destinarán a la Fundación Aragonesa Grande Covián y a la Universidad de Zaragoza.


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