Los suicidios, segunda causa de muerte entre los 25 y los 34 años

Los expertos descartan que hablar de suicidio induzca a ello y apuestan por campañas de prevención.

Una mujer deja un ramo de flores en el lugar de un suicidio, en Grecia
Los suicidios, segunda causa de muerte entre los 25 y los 34 años
Efe

Los suicidios son ya la segunda causa de muerte entre la población de 25 a 34 años, según datos del Plan de Prevención del Suicidio del Centro de Psicoterapia del Hospital Sant Pau de Barcelona, un centro pionero en España que hoy hace balance de sus primeros 10 años de vida.


Coincidiendo con el Día Internacional de la Prevención del Suicidio, Santiago Durán-Sindreu, psiquiatra de este hospital, ha cifrado en unas 3.500 las personas que cada año se suicidan en España, alrededor de 500 en Cataluña, remarcando que por cada suicidio consumado hay entre 10 y 20 tentativas de suicidio, lo que supone que al menos 35.000 personas lo intentan.


Ha explicado que mientras la tasa más alta se suicidios se dan en hombres de más de 60 años, con depresión mayor y que están en situación de desamparo por vivir solos o estar viudos, las tentativas se dan en mujeres de mediana edad, de 35 a 55 años.


Para este psiquiatra, "hay que romper mitos y hablar abiertamente del suicidio porque hacerlo no induce a ello", y tomar en consideración a las personas que dicen que quieren hacerlo, "porque en nueve de cada diez personas que consuman un suicidio se había detectado un cambio de conducta o habían aludido a su muerte".


Sobre la incidencia que ha tenido la crisis sobre los suicidios, ha reconocido que los motivos sociolaborales se han incrementado, y fueron notorios en el año 2012, pero ha dicho que no hay datos sobre cuántos han podido ser consecuencia de esta situación, "y sería imprudente dar una cifra, aunque el factor económico haya podido influir", ha dicho.


Según el doctor Durán-Sindreu, no hay que olvidar que en el 90 % de los casos de suicidio la persona padece un transtorno mental como un transtorno limite de personalidad, un transtorno bipolar, alcoholemia u otra adicción, y pocas veces el suicidio es impulsivo, remarcando que "estas muertes no dejan de ser un problema de salud pública que hay que prevenir y contra el que hay que luchar".


Respecto a la prevención, ha asegurado que es eficaz y que hay que promover que se pongan en marcha campañas como se hacen con otras enfermedades, como las cardiovasculares, y seguir y tratar a las personas que han hecho un intento.


En la unidad de Sant Pau se ha visto que con un seguimiento adecuado la tasa de recaída de las personas que han intentado suicidarse está en un 10-12 %, frente al 34 % de las que no están en un programa de ayuda.


Para Joan Verges, director médico del Centro Psicoterapéutico de Barcelona, el elemento clave es la prevención en estrecha colaboración con los servicios de urgencia, que haya una rápida respuesta, y una gestión del caso con un seguimiento posterior a la intervención a cargo de un equipo multidisciplinar.


Verges ha remarcado que para las familias el suicidio es un duelo difícil de aceptar porque se suman sentimientos de rabia, culpa y de negación, y se ha referido al hecho de que desde el año 2013 el hospital de Sant Pau tiene un programa de atención al superviviente, para hacer un acompañamiento en este duelo a las personas que se sienten incomprendidas por su entorno.


Cecilia Borrás, presidenta de la Asociación de Supervivientes, ha dicho que tras un suicidio quedan padres, hijos y hermanos, y que cada muerte afecta en su entorno al menos a otras seis personas, porque esta forma de muerte "es una devastación emocional, una ruptura y el peor escenario al que se puede enfrentar una persona".


Las familias, según Borrás, son las víctimas calladas de las que nadie habla y sufren en silencio, y que muchas veces deben además sufrir tabúes culturales, sociales y religiosos que hacen muy difícil el reto de sobrevivir y hacer un duelo sin comprender por qué nos abandona la persona que amamos.


Ha recordado que en algo más de dos años de existencia, la asociación ha contactado con 251 supervivientes, ha hecho 87 acogidas personales, 24 entrevistas telefónicas y ha contestado más de un centenar de correos.


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