​La obesidad infantil, una asignatura pendiente que retomar al volver al "cole"

Los nutricionistas destacan que el comienzo del curso es un momento "crucial" para lidiar con el problema desde casa.

Comedor para niños del Actur, este lunes
​La obesidad infantil, una asignatura pendiente que retomar al volver al "cole"
Guillermo Mestre

Con la vuelta al colegio, los expertos han incidido hoy en la importancia de cuidar la primera comida de la mañana para prevenir la obesidad en edad escolar, ya que uno de cada tres niños van al colegio sin desayunar y sólo un 8 % lo hace de forma completa.


"No hay que olvidar que los niños con sobrepeso y obesidad presentan más problemas óseos y musculares; tienen mayor riesgo de desarrollar diabetes, hígado graso y asma; entran en la pubertad antes que sus compañeros y en general muestran una autoestima más baja", apostilla en una nota de prensa Rubén Bravo, experto en nutrición y portavoz del Instituto Médico Europeo de la Obesidad.


Casi un 45% de los menores de entre seis y nueve años en España sufre exceso de peso, un país donde se descuida el desayuno pese a que numerosos estudios demuestran su importancia en la dieta infantil.


Los nutricionistas destacan que el comienzo del curso es un momento "crucial" para lidiar con el problema desde casa, donde los menores realizan dos de las comidas más importantes del día -desayuno y cena-, y para buscar formas que permitan inculcarles hábitos saludables desde edad temprana.


"Muchos niños omiten el desayuno por varios motivos: las prisas de los padres para ir a trabajar, porque en esta hora de la madrugada tienen más sueño que hambre o por estar hartos de comer el mismo plato cada día", anota Bravo.

En consecuencia, se enfrentan a "una falta de combustible" que les impide rendir bien durante las clases. Comenzar la jornada con el estómago vacío, según el doctor, genera en el pequeño un estado de ansiedad que puede tornarse en "agresividad" cuando alcanza la adolescencia alterando su comportamiento lineal.


Además, a la hora del descanso el hambre hace que el menor sea "más susceptible" a la bollería industrial y las chucherías que suelen estar presentes en las máquinas expendedoras y que provocan estímulos fuertes por las subidas de azúcar pudiendo inducir cierta "dependencia".

En este sentido, concluye Bravo, la infancia y la adolescencia son "determinantes", ya que en esta edad se forman las células grasas que pueden convertir a un niño "rellenito" en obeso para toda la vida.


Un niño de 3 años, por ejemplo, necesita unas 1.300 calorías diarias, y si tiene 12 años, cerca de 2.200. Se puede calcular la cantidad de calorías recomendada, partiendo de una base de 1.000 y añadiendo 100 por cada año de edad en el proceso de crecimiento.


"La clave para proporcionar una equilibrada alimentación a nuestros hijos reside en la correcta distribución del Valor Energético Total (VET) en las 5 tomas que se realizan a lo largo del día", recalca el experto del IMEO.


En este sentido, recomienda que el desayuno represente un 30% del aporte total, la comida principal un 35%, la cena un 15%, mientras que los tentempiés de media mañana y tarde representen un 10% del VET cada uno. 


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