¿Es posible dormir de tirón con este calor?

Las altas temperaturas suelen ser el principal enemigo a la hora de conciliar el sueño en la época estival.

¿Es posible  dormir de tirón con este calor?
¿Es posible dormir de tirón con este calor?

Las vueltas en la cama, la sensación de ver todas las horas del reloj y, en definitiva, las noches en vela suelen ser consecuencias directas de las temperaturas veraniegas más extremas y afectan incluso a aquellos que no suelen tener dificultades para dormir de tirón a lo largo del año. Pero, ¿por qué exactamente se genera este desasosiego nocturno? Las molestias causadas por el sudor o la necesidad de calmar la sed solo son la punta del iceberg de un trastorno más complejo.


En primer lugar, hay que partir de que la temperatura ideal para dormir oscila entre los 18 y los 22 grados, según ponen de manifiesto los expertos. Si se superan estas cifras, se habla de noche tropical y el sueño se altera, de manera que disminuye su eficacia y su calidad, lo que se traduce en numerosos despertares durante la noche, según se explica desde el Instituto de Investigaciones del Sueño. De hecho, por encima de los 26 grados, el mecanismo de refrigeración del cuerpo se pone en marcha e interfiere con el descanso nocturno.


Además de la temperatura ambiente, también es necesario que descienda la corporal para poder disfrutar de un descanso reparador. Sin embargo, el calor hace que esa disminución se produzca más tarde de lo habitual y, con él, se pospone la sensación de somnolencia.


Influye, por otra parte, que en verano haya menos horas de oscuridad. Esta provoca la secreción de melatonina, una sustancia que se produce desde el cerebro para ayudar al cuerpo a regular los ciclos del sueño. En verano, la luz y el hecho de que los días sean más largos hacen que la melatonina se segregue más tarde y que la hora de acostarse se retrase también.


En este mismo sentido, un estudio realizado por investigadores estadounidenses descubrió la relación entre las horas de exposición al sol y las de sueño. Según este estudio, las personas más expuesta a la luz solar tienden a ser más activas durante todo el día, por lo que realizarán más actividades a lo largo del día y llegarán más cansadas a la hora de acostarse, lo que influirá positivamente en su descanso. También ha quedado demostrado gracias a este estudio que la exposición al sol durante las primeras horas del día hace que se tengan más horas de sueño profundo, lo que mejora el descanso.


Finalmente, se identifican otras variables importantes que alteran el sueño durante el verano y que son los hábitos alimenticios y de higiene de sueño. Ambos se desordenan durante la época estival, ya que, generalmente, y sobre todo en el periodo vacacional, se come y se bebe más de lo ordinario y, en algunos casos, se duermen siestas demasiado largas y a horas intempestivas, provocadas en ocasiones por la lenta digestión de los días calurosos. También es habitual acostarse y levantarse más tarde, lo que modifica los ritmos circadianos de vigilia y sueño.