¿A qué temperatura deberían estar los espacios cerrados en verano?

Las consultas médicas aumentan en verano como consecuencia de los riesgos derivados del contraste de temperaturas y un uso incorrecto del aire acondicionado.

En la ludoteca del Centro Cívico Tío Jorge se registran todos los veranos temperaturas cercanas a los 30 grados.
¿A qué temperatura deberían estar los espacios cerrados en verano?
P. B.

Cuando se trata de regular el aire acondicionado, es difícil que llueva a gusto de todos. Las discusiones se suceden en el transporte público, los centros cívicos, oficinas e, incluso, en el coche, cuando uno no viaja solo. La normativa fija en 26º la temperatura mínima a la que debe fijarse el aire acondicionado en los recintos refrigerados, pero… ¿se ajustan a ella los distintos espacios públicos?


Heraldo.es ha comprobado -con el uso de un termómetro de la AEMET- las temperaturas registradas esta semana en diversos lugares de la capital aragonesa. Así, mientras en unos el uso excesivo del aire "acondicionado" obligaba a ponerse la chaqueta, en otros, pese a no ser esta una semana de bochorno, el termómetro alcanzaba los 29 grados.


"Ahora aún se puede aguantar, pero hemos tenido ya días de 31 grados y se ha pasado mal. Yo salgo fatal de los ojos, me escuecen una barbaridad", comenta una trabajadora del Centro Cívico Tío Jorge, donde pese a ser uno de los veteranos carecen de aire acondicionado. "Nos dijeron que al año que viene iban a empezar a ponerlo… pero mi compañera que se va a jubilar ya no lo verá", lamenta otra empleada del centro, donde se las ingenian a diario para mantener "frescos" espacios tan demandados por los niños como la ludoteca. Allí, pese a los esfuerzos de los trabajadores, la temperatura rondaba esta semana los 29 grados, cuando en el exterior era de 30. "Llevo 27 años trabajando aquí y algún fin de curso lo hemos acabado con ambulancias", asegura.


Por el contrario, en los espacios públicos en los que sí se dispone de aire acondicionado, las temperaturas pueden bajar hasta 10 grados con respecto a la temperatura real de la calle. Ocurría esta semana en varios autobuses de transporte público de Zaragoza, donde el termómetro –al mediodía– marcaba 19 grados y obligaba a más de una a echarse por los hombros la chaqueta. Una situación similar se vive en algunos restaurantes de comida rápida y determinas tiendas de ropa, donde la temperatura en probadores apenas supera los 22 grados e invita a comprarse alguna que otra chaqueta.


Los más rigurosos a la hora de adaptarse a la normativa son las residencias de ancianos, centros de mayores y los ambulatorios, lugares en los que el termómetro registró esta semana temperaturas de entre 26 y 27 grados. "Aquí estamos muy bien, nos ponen el aire todas las tardes y el que tiene frío, según la zona, a lo mejor se retira de la frescura y se va a otra mesa", comentaba María mientras echaba su partida de cartas en el Hogar de Balsas de Ebro Viejo.

Los peligros del aire acondicionado

Desde el Colegio de Médicos de Zaragoza recomiendan programar los aparatos a 25 grados y; en cualquier caso, no dejarlos encendidos durante la noche. Asimismo, advierten de que en esta época del año aumentan las contracturas provocadas por cambios bruscos de temperatura que no son nada "favorables".


"Tengo pacientes que se han acatarrado en el autobús y les recomiendo que se lleven siempre un pañuelo", cuenta la doctora Belén Lomba, médica de Atención Primaria en el centro de salud de La Jota. 


Catarros, contracturas musculares -como las cervicalgias o las lumbalgias- e irritaciones oculares son las principales afecciones que se ven estos días en consulta derivadas de esos contrastes de temperatura. "Llama la atención que te vienen tres o cuatro pacientes seguidos por la misma causa. La semana pasada, sin ir más lejos, me vinieron muchos con contracturas y catarros", añade Yolanda.


También los fisioterapeutas notan en esta época del año un "pico" de demanda motivado por los cambios bruscos de temperatura y el uso incorrecto del aire acondicionado. "En verano aumentan un 25% las consultas por contracturas debido al contraste entre el aire muy frío de los espacios cerrados y los 38 grados de la calle", explica Yolanda Marcén, miembro del Colegio de Fisioterapeutas de Aragón, quien cita entre otras afecciones las cefáleas, mareos e incluso parálisis faciales de tipo nerurológico cuando el chorro de aire frío incide directamente sobre la cara.


Para prevenir las contracturas musculares, los profesionales recomiendan "hacer ejercicio para fortalecer, y que la musculatura no se contraiga" en aquellas situaciones o ambientes laborales en los que se experimente un uso incorrecto de estos aparatos.


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