Psicología para superar el accidente de tren de Angrois

A días de cumplirse un año de la tragedia que segó la vida de 79 personas, los recuerdos regresan.

Accidente de tren en Santiago de Compostela
Psicología para superar el accidente de tren de Angrois
AGENCIAS

Los vecinos de Angrois que se movilizaron tras el descarrilamiento del Alvia, los responsables del auxilio organizado, e incluso los periodistas, tardaron tiempo en alejarse de la visión del horror y psicólogos que los atendieron manifiestan que la mayoría recordaba los sonidos, olores e imágenes.


A días de cumplirse un año de la tragedia ferroviaria que segó la vida de 79 personas, los recuerdos regresarán a la mente de aquellos vecinos y profesionales que se echaron a las vías el 24 de julio de 2013, una tarde de verano, y de los familiares del pasaje de un tren que cubría la ruta entre Madrid y Ferrol.


La psicóloga María Isabel Pereira, que ejerce en el ambulatorio compostelano Concepción Arenal y atendió a numerosos residentes en la "zona cero" de este fatídico suceso y a miembros de emergencias y de los servicios de apoyo, observa que una fecha tan señalada como el primer aniversario, "ante un caso así", termina provocando gran dolor.


"Revivir" todo aquello de modo público, explica a Efe, no ayuda, porque todos "quieren y necesitan" normalizar su vida, y aunque en este momento "prácticamente el grueso" de los habitantes de Angrois que necesitaron ayuda han sido dados de alta, podría darse en ellos una "reactivación" de los recuerdos. "Algo que es lógico" porque catástrofes y desastres siempre crean pensamientos que se evocan con facilidad.


En su mayor parte, asegura esta experta en salud mental, echar la vista atrás es perturbador, sobre todo al tener en cuenta que entre los pacientes se dio un factor común: eran "incapaces de apartar de sus cabezas las imágenes, sonidos y olores" de la monstruosidad del 24-J. Todo ello generó severos cuadros de ansiedad, problemas con el sueño y sintomatología de depresión.


El hecho de que, por ejemplo, el accidente se desencadenase "al pie" de las casas de Angrois es "todavía peor" puesto que, cuenta esta especialista, en ese lugar era donde los vecinos se sentían "protegidos" y, en un solo momento, con el espantoso ruido del topetazo del convoy, este hábitat reservado para la tranquilidad y el descanso se transmutó en una improvisada enfermería.


El pueblo sacó de estas viviendas mantas, ropa, agua... y perdió una tranquilidad y una seguridad que es la que han de recobrar para volver a sentir que cada casa continúa siendo un "resguardo", y "el mismo de siempre".


Esta población de Angrois no es la única que tuvo que enfrentarse a un punto de inflexión. También policías, bomberos, médicos, otros sanitarios, periodistas, y psicólogos como María Isabel Pereira, quien asegura que, más allá del rol profesional de cada uno, "algo así, humanamente afecta".


Quizás erróneamente pueda pensarse que lo mejor es olvidar y no rememorar jamás, pero la realidad es que esto, argumenta esta psicóloga, "no sería deseable", ya que lo importante realmente es poder narrar y contar "yo estuve allí y ahora estoy aquí, es decir, tratar el tema desde una carga emocional distinta a la de hace doce meses".


En definitiva, hablar de lo ocurrido con pena pero con fuerza, y, sobre todo, asimilar. Ante una circunstancia de tal magnitud, se necesita un relato con el que "componer el porqué de las cosas" para integrarlas en el día a día, y esto es algo que por norma general "todos en nuestras vidas necesitamos".


A las víctimas, no obstante, hay que darles además una respuesta, y a fondo, "ya que si vives una cosa tan impactante necesitas, para integrarlo en cada historia personal, conocer la razón por la que ocurrió lo que ocurrió". "Una historia completa" para adherirla a un equipaje sentimental asaltado por la desolación.


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