Principales tipos de alergia: cómo diferenciarlas

Los principales tipos de alergia son al polen, a los medicamentos, a los alimentos y a las picaduras.

A las picaduras
Principales tipos de alergia: cómo diferenciarlas

Polen: gramíneas y arbustos

La más común. La inmensa mayoría de casos de alergia se refieren al polen y se manifiestan con rinitis alérgica y conjuntivitis. En ambientes secos, como el de Zaragoza, este tipo de alérgenos de cipreses, olivos y arbustos o capitanas es el mayoritario y se manifiesta de mayo a octubre.



alergia al pólen

Medicamentos

Habituación. En ocasiones, incluso años después de tomarlos, algunos principios químicos provocan reacciones adversas en determinados pacientes. Algunas sustancias, como la codeína, provocan inicialmente urticaria y sensación de calor, además de taquicardia y mareos. Este tipo de alergia es preciso comunicarla al médico de cabecera.


alergia a medicamentos


Alimentos: vegetales y anisakis

En auge. Cada vez se documentan más casos de alergia a determinados vegetales y ello, al parecer, está directamente relacionado con una proteína. Por otro lado, el anisakis, un parásito frecuente en algunos pescados marinos, puede provocar urticaria, dolor abdominal, náuseas o diarrea.


alergia a alimentos


A las picaduras

La más desconocida e imprevisible. Tanto abejas como avispas pueden causar alergia gracias a su mordedura y veneno, si bien esto es algo que el paciente desconoce en un primer término. Son poco frecuentes, pero, de producirse, pueden producir una reacción inflamatoria de carácter grave e incluso llegar al 'shock', con síntomas por todo el cuerpo.


alergia a picaduras




El sistema inmunitario

 

1. Composición.

El sistema inmunitario, uno de los mayores aparatos desconocidos de nuestro organismo, es un conjunto de órganos, tejidos, células y productos derivados de estas células que se encuentra distribuido por todo el organismo. Todos estos órganos, llamados linfoides, son las adenoides o vegetaciones; las amígdalas palatinas; el timo; el apéndice; la médula ósea; el bazo; los ganglios linfáticos; las placas de Peyer del intestino y los vasos linfáticos. También se localiza en las mucosas del aparato digestivo, respiratorio y genital y urinario. Todos ellos contribuyen a la producción, maduración y activación de las células más importantes de la inmunidad, los linfocitos.


2. Función.

Es la de proteger la integridad del individuo, para lo cual efectúa permanentemente dos procesos: reconocimiento de posibles peligros y defensa. Identifica aquello que es propio y forma parte del organismo (tejidos, células...) y lo que es extraño a este y, potencialmente, perjudicial. Además, constituye un complejo sistema defensivo tanto frente a agresiones y ataques internos (células tumorales) como externos (bacterias, virus...). De este sistema, que tiene memoria y puede reconocer una segunda exposición al mismo antígeno, depende la supervivencia del individuo. Se calcula que existen 109 tipos de antígenos o sustancias contra las cuales reacciona al producir anticuerpos.


3. Anomalías.

En condiciones normales, el sistema inmunitario vigila nuestra supervivencia en un medio natural lleno de virus, bacterias, hongos y parásitos (no todos ellos letales). Sin embargo, en ocasiones existen alteraciones congénitas o adquiridas con el tiempo que pueden modificar su normal funcionamiento y producir enfermedades de gravedad: desde las inmunodeficiencias, que provocan un aumento de las infecciones y que pueden conducir a la muerte, hasta las enfermedades autoinmunes como el lupus eritematoso o la artritis reumatoide: en este caso, el sistema falla en el reconocimiento de las propias células, las considera extrañas y reacciona en contra de ellas.


4. La alergia: ¿enfermedad?

Se trata de una gran desconocida a día de hoy. En efecto, constituye una anomalía del sistema inmunitario, ya que se presenta ante los linfocitos como un peligro o alérgeno una sustancia que para otros individuos es inocua, como el polen, y no se sabe todavía la razón de semejante comportamiento. Como consecuencia de ello, se pueden producir síntomas alérgicos en cualquier parte del cuerpo, si bien lo común es en las vías respiratorias, en el aparato digestivo o en la piel. La producción de anticuerpos IgE (que activan células con sustancias tóxicas), eso sí, siempre desata la reacción alérgica después de una segunda exposición o habituación al alérgeno.


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