¿Por qué es tan importante descansar bien?


Dormir es fundamental para afrontar la posterior vigilia.

El sueño es muy recomendable para el crecimiento.
Sueño infantil


En los últimos años se han realizado numerosos estudios que analizan el papel que el sueño parece ejercer en la restauración y fortalecimiento de los diferentes circuitos neuronales.


Algunos estudios recientes señalan cómo el sueño puede mejorar el aprendizaje o cómo el cerebro consolida y afianza conceptos nuevos o recuerdos durante el sueño.


«Dormir es fundamental para afrontar en perfectas condiciones la posterior vigilia, para la supervivencia del individuo y para el correcto funcionamiento del sistema nervioso. Cuando no se duerme adecuadamente hay un menor rendimiento cognitivo, baja la concentración y, entre otras alteraciones cognitivas, se producen fallos de memoria, cambios bruscos de humor y alteraciones en el proceso de toma de decisiones», señala el doctor Hernando Pérez.


También el sueño está involucrado en numerosos procesos inmunológicos del organismo, por eso dormir bien fortalece las defensas y aumenta la resistencia del cuerpo a las enfermedades.


Por otra parte, el descanso favorece la circulación sanguínea porque se realiza menor esfuerzo que durante el día, al igual que sucede con el corazón. Precisamente, con motivo del Día Mundial del Sueño, la Fundación Española del Corazón ha dado a conocer un estudio que afirma que aquellas personas que, además de llevar unos hábitos de vida saludables, duermen un mínimo de siete horas al día, reducen hasta en un 65% el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.


El aparato locomotor se relaja igualmente, sobre todo durante la fase IV del sueño y en la etapa REM, en el que se da una mayor actividad cerebral. Los músculos, articulaciones y la columna vertebral se liberan de la tensión acumulada.


Además, en el transcurso de la noche, se regeneran los tejidos del cuerpo. Y es que, es en ese momento, cuando el flujo sanguíneo cutáneo aumenta, de manera que favorece los cambios celulares que eliminan las toxinas acumuladas durante el día y se aportan los nutrientes necesarios para la recuperación celular.


Mientras se duerme, también disminuye el gasto energético y este ahorro de energía se utiliza en funciones reparadoras internas. La tasa metabólica durante el sueño se reduce un 10 y 15%. Además, la frecuencia cardiaca es más lenta y se produce una disminución de las hormonas relacionadas con el estrés. Al mismo tiempo, hay un incremento de la melatonina, relacionada con el sueño y la relajación.


Los tejidos y células coronarias se benefician de la acción reparadora que se produce por la liberación de la hormona de crecimiento (GH) y la melatonina. En humanos, un pico en la secreción de GH se observa asociado al sueño profundo, es decir, a los estados III y IV,s y el 70% de dicha secreción de GH ocurre durante la noche.


La vista también descansa profundamente y se regenera la rodopsina, el pigmento sensible a la luz. Así se recupera del esfuerzo que realiza durante el día,.

Por último, la piel es quizá es el tejido que más se beneficia durante el sueño. La de la cara es la zona donde más se refleja el cansancio de todo el día. Tras un sueño reparador, el rostro recupera la salud y la frescura de forma notable.


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