Endocrinología

Hábitos saludables en la alimentación tras los excesos en vacaciones

Alejandro Sanz París, Unidad de Nutrición y Dietética. Servicio de Endocrinología y Nutrición Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza.

Las nueces son uno de los frutos secos más recomendados por los nutricionistas, en cantidad moderada
Hábitos saludables en la alimentación tras los excesos en vacaciones
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Durante el verano, nos planteamos en muchas ocasiones una reevaluación de muchos de nuestros hábitos diarios y, entre ellos, el de nuestra alimentación y hacemos buenos propósitos de comer más sano.


Quizá una de las razones sea que al aligerar nuestra ropa somos más conscientes de nuestro cuerpo y sus diferencias con el canon de belleza establecido. Ante esto, lo primero que tenemos que tener en cuenta es nuestra situación real y no pretender tener el cuerpo de un adolescente o de un personaje audiovisual, retocado por el Photoshop, la cirugía y el entrenamiento diario. Debemos distinguir claramente entre un sobrepeso moderado y una obesidad dañina.


El primero puede sernos de gran utilidad en situaciones patológicas graves, como una intervención quirúrgica, una enfermedad grave o un tratamiento médico agresivo. Mientras que la obesidad es una situación que desencadena patologías muy molestas como las osteoarticulares o muy peligrosas como la hipertensión, diabetes, dislipemia, etc. Sobre este asunto, se ha publicado recientemente un artículo por un grupo de investigadores españoles que demuestra que la dieta mediterránea, enriquecida con frutos secos o con aceite de oliva virgen extra, es capaz de conseguir una reducción relativa del 30% en el riesgo de sufrir un problema cardiovascular combinado, que incluye infarto de miocardio o accidente vascular cerebral o muerte por causa cardiovascular.


La investigación forma parte del proyecto Predimed, que es un ensayo clínico aleatorizado y multicéntrico de prevención primaria llevado a cabo por diferentes grupos de investigación en España entre los años 2003 y 2011, en el que se evalúa la eficacia de la dieta mediterránea frente a las enfermedades cardiovasculares.


En este estudio de intervención nutricional se incluyeron 7.447 personas de alto riesgo vascular, que se incorporaron de forma aleatoria a tres grupos de intervención: dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra, dieta mediterránea enriquecida con frutos secos (15 gramos de nueces, 7,5 gramos de almendras y 7,5 gramos de avellanas) y consejo para reducir todo tipo de grasa (animal y vegetal).


La dieta mediterránea era rica en aceite de oliva, frutos secos, pescado, frutas y verduras, legumbres y pobre en carne roja y procesados de la carne, bebidas azucaradas o bollería.


Durante los primeros años del estudio se demostró que la dieta mediterránea tenía beneficios en la resistencia a insulina, presión arterial, el patrón lipídico, parámetros de inflamación, y el estrés oxidativo, así como una disminución de la incidencia de nuevos casos de diabetes en ambos grupos de dieta mediterránea.


Después de cinco años de seguimiento, se comprobó que los participantes de ambos grupos de dieta mediterránea presentaron una menor incidencia de enfermedad cardiovascular (según un evento combinado que incluía infarto de miocardio, ictus y mortalidad por causa cardiovascular) en comparación al grupo control, que reducía la grasa consumida.


Con estudios como estos, vemos todos los días que lo importante es volver a los orígenes, a nuestra dieta mediterránea, rica en verduras, hortalizas, legumbres, frutos secos, con uno o dos vasos de vino tinto, pero pobre en carnes y grasas".



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