Premio a las trompetas del Silencio

El Sanedrín de la Semana Santa zaragozana reconoce el trabajo de esta cofradía.

La Semana Santa zaragozana tiene unas cuantas tradiciones y el Sanedrín es una de ellas. Hace 25 años lo crearon seis cofrades y hoy son cuatro los que lo mantienen: Vicente Gracia, Arturo Almuzara, Jesús Carreras y Luis Navarro. Sus otros dos miembros, Gonzalo García-Belenguer y Eduardo Acón, ya fallecieron, este último el pasado verano.


A lo largo del año, el Sandrín de la Semana Santa zaragozana solo celebra un acto público: la tradicional comida en la que entrega su premio anual. La cita de 2016 se organizó este martes en Casa Pascualillo, que es algo así como su sede oficial, el lugar donde cofrades, hermanos mayores, delegados de tambores y miembros de juntas de gobierno empezaron a gestar a finales de los años 80 esta idea.


Guillermo Vela y Teresa Blasco, propietarios del restaurante, ejercieron de anfitriones y recibieron a los más de 40 comensales que acudieron a la cita. En la sala de exposiciones de Casa Pascualillo se inauguró una muestra fotográfica que recorre los orígenes, características, actos y premios del Sanedrín con motivo de sus bodas de plata.


Vicente Gracia tomó la palabra mientras de fondo se escuchaba la marcha con la que la Cofradía del Silencio inicia su procesión el Domingo de Ramos al salir de San Cayetano. Con esta banda sonora y guardando un emotivo minuto de silencio se homenajeó a Eduardo Acón.


A continuación, se entregó el premio de este año, que recibió la sección de trompetas heráldicas de la Cofradía del Silencio. Vicente Gracia glosó su trayectoria, “de clara inspiración andaluza”, y se refirió a “la suerte que tenemos en Zaragoza de contar con sus trompetas, que son una maravilla”.


Hizo un recorrido histórico recordando los tiempos en los que llegó a tener 48 cornetas “hasta que en 2012 prácticamente solo quedó una”, la de Jose María Coderque. “Gracias a su labor –prosiguió–, y a la de la hermana mayor, Justina Marín, hace dos años pasaron a ocho y en la actualidad son 16, así que este premio es más que merecido”.


Justina y José María recogieron emocionados la mielera de cerámica de Muel que simboliza los valores tradiciones de la Semana Santa. Justina apenas pudo agradecer el reconocimiento y dedicárselo a José María, mientras que este recordó que “hemos pasado años difíciles pero nunca ha dejado de sonar el Silencio”. Su intervención la cerró con una estrofa de su himno: “Nunca lograrán los ojos, manantial del sufrimiento, llorar como al viento lloran las trompetas del Silencio”.


A la cita, poco a poco, se fueron sumando más cofrades: Pedro Luis Ferrer, Javier Casas y Javier Ariño, de la Cofradía de las Siete Palabras y de San Juan Evangelista; Joaquín Albareda y Javier Paricio, del Descendimiento; Francisco Sangorrín, del portal: Pasionenzaragoza.com; Armando Cester, hermano mayor de La Columna; Nacho Navarro, de la Piedad y la Sangre de Cristo; Miguel Franco, que durante muchos años presidió la Ruta del Tambor y el Bombo, o Miguel Ángel Almau, de la Oración en el Huerto.


Precisamente, por Bodegas Almau se pasó la comitiva antes de acudir a Casa Pascualillo, ya que tiene una tapa dedicada al Sanedrín. Tras la comida, la sobremesa estuvo muy animada, ya que también es una tradición debatir sobre diferentes temas. En esta ocasión se habló de una propuesta de la Eucaristía para mejorar la procesión del Santo Entierro y el Jueves Santo; también se debatió sobre algunos problemas con los lugares de ensayo y de las nuevas tendencias hacia las que camina la Semana Santa zaragozana.


Al acto también asistieron Mariano Julve, presidente de la Junta Coordinadora de Cofradías de Zaragoza, y cofrades como Javier Barco, Jesús García, Luis Cáncer y Toño Neira.

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